Lo automático

La muerte se carameliza mientras cuento una historia sentado sobre la noche que todavía se muestra líquida.

Me dejo llevar por viejos recuerdos perdidos en mis abismos. Sigo insoluble descartando operaciones ansiosas.

Me distraje unos segundos con una abeja zombie que no puede volar. Parece estar procesando una especie de vahído,

sé que en su mente todo da vueltas, el brillo de la luna baja lentamente sobre sus últimos lapsus de vida.

Mientras la siento morir respiro lento terrazas de oxígeno. En tanto seguiré caminando dentro de mi mente inquieta disfrutando las tormentas del silencio.

En el transcurso de unos segundos más de introspección, caerá rendida a su lánguida fantasía, parece haber visualizado una ventana hacia otros mundos.

Pues hay un dejo de optimismo en sus movimientos rústicos, prisionera de esta divina agonía, le haré escuchar Rio Paraná, sé que Blefari lo construyo para un instante como éste.


La noche parece acercarse y aunque aún sospecho que todo podría ser peor, vuelve la poesía con más fuerza que nunca.

Busco el gris de las calles en las miradas de los perros, busco el gris de las calles en las historias de los desamparados.

La oscuridad ha dinamitado los pequeños vacíos, dibujo fragmentos de tiempo en las esquinas de mi mente.

Ya son las diez y mañana será otro día, otro día chato con toda esa gente que no puede trazar un puente hacia la fantasía.

Las pinzas del mañana serán invisibles, estamos tan cerca que podríamos regresar al bosque de hielo solo con pensarlo.

Sin embargo lo que hace falta es indistinto, mi cara fue cambiando a través de los años. Dejaré mis pensamientos aquí esta noche

aunque como siempre, a simple vista no entiendas nada. Lo automático no debería asustarte, si vas a imaginar abrochate el cinturón.

 

Me gusto .
saludos poeta.

 

Gracias Sasha querido