Lo que hay que pensar

En realidad, muchas de las cosas que pienso a cerca de la existencia del hombre, son sumamente pobres, y percibo que la magnitud de las cosas que me rodean son demasiado verdaderas como para no darme cuenta de que exhibo un alma eterna.
Debería entender que el mundo me rodea de cosas insustanciales y que son demasiado volátiles como para retenerlas en mi corazón o en mi alma, y que esta última se llenaría de cosas que ocupan un lugar primordial y que está destinado solo para lo importante.
Entiendo que los acontecimientos, generalmente, no son los apropiados para llevar una vida digna, pero ahí reside, sin ir más lejos, la propiedad de uno mismo, es decir, la capacidad, para dilucidar si es lícito seguir adelante con la propia existencia del alma en las situaciones que no permiten que esta exista, si, exista, por que en algún momento esta desaparece para dejar actuar a las pasiones mundanas que no son otra cosa que las cosas insustanciales de las que hablaba en un principio.
Me atengo a las consecuencias de lo vivido y lucho por que estas no cierren mi paso aunque tenga mis propios límites, sé positivamente que en algún momento se hará la luz de nuevo y veré con claridad absoluta, lo que es legítimo y duradero.
Estoy cerca de atravesar otra década y la vejez quema muchas ansias, no todas, algunas, y esto, aunque no me pone de mal humor, si me coloca en simetría con mi manera de ver las cosas y las situacio-nes diarias que no me excluyen del mundanal episodio de mis días.
Hoy tengo una edad crítica, o podría decir censuradora de lo que veo a diario, personas que vienen y van y que entran y salen de mi vida, solo para quitar lo que aún me queda de valioso y que prodigo sin reparar si lo pierdo definitivamente por un bien común, ahora me pregunto si esto es realmente válido para mi alma eterna, en realidad no lo sé, he empujado muchas montañas en pos de... y lo único que logré fue solo cambiar el paisaje, que ironía la del destino, uno renovando la vista y no lo que en realidad necesita renovar, eso me hace pensar que a veces uno disfraza lo que en definitiva no quiere cambiar.
En realidad me gusta ser libre pero no puedo evitar encarcelarme por mi manera de ver las cosas o mi forma de ser, siempre que evito caer alguien está empujándome hacia el precipicio y el esfuerzo es doble, aunque termino por esquivar el abismo siempre quedo pendiendo de la cornisa, algunas veces he tenido lo suficiente para que alguien me extienda su mano, espero que esto termine por que alguien me amarre de una vez por todas y deje de cavilar si soy la persona a quien debería haber salvado de caer en algún momento de su vida. No lo sé, y creo que las cosas no suceden por que si no mas y es por eso que aún sigo en carrera, ¿Llegaré?, si solo supiera donde esta la meta...Pero aún me queda eso de que, pensar en lo que nos sucede, nos hace más verídicos... al menos con nosotros mismos.

 

Excelente escrito. Me fascino de principio a fin. Pero en mi modesta opinión, en todo caso, seria más prosa que poesía. Pero eso no lo desmerece en nada. Un saludo.