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Lo que vi en ti

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Ricardo Alvarez, 18 de Enero de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 855

  1. Ricardo Alvarez

    Ricardo Alvarez Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    6 de Diciembre de 2010
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    Tu piel fina luce como de vicuña andina.​
    Blanca y negra, destellando en la cordillera.​
    La sensual pendiente de tu nariz​
    cautiva media mirada del panorama.​
    Perfil de mujer espartana, invita al roce y al fuego​
    en el vértice de la hoguera de los deseos ocultos​
    Tus pómulos destallan como senos de poma.​
    Dan hambre y sed de curva, pómulos frondosos y​
    salientes como la roca lustrada que besaban las magas ancestrales​
    Tu boca insinúa un clamor, una ecuación no razonable,​
    un puente extendido sobre el precipicio​
    entre dos cerros labiales y carnosos, ​
    más hermosos que una plegaria de credo.​
    Una diminuta línea de grieta despierta imaginaria, ​
    la música de la sinfónica obertura gótica, ​
    esa línea semeja la Biblia de los besos en cópula.​
    En el gris brillante, casi de bronce y marfil,​
    se distingue la ecuatorial vertical de luz que aguijonea las hormonas, y​
    de tus cejas resbala una Venus terrenal y deseada.​
    Tu frente tiene una luz diáfana, algo de santidad bella,​
    mas bella y de diosa que lo venerable, y​
    tu pelo enhebrado, como tejido de una Penélope en espera,​
    cuaja una amalgama exacta con tu frente.​

    El rocío imaginario de la uva, ​
    alambica tu enjambre​
    de mujer- madre. Hembra y abuela.​
    ¡ Magnetismo innato y puro. Nada fingido. Oro puro ¡​
    Tu boca tiene dibujo de sirena con rastros de herida placentera.​
    Se me ocurre que el rojo fuerte nace y se alimenta en tus carnes labiales.​
    Tu mirada nada entre el tulipán enardecido y negro​
    Y la rosa cálida sin espinas. Solo rosa y pétalo.​
    Esa flor en el pecho, tan hermosa como el horizonte que cubre,​
    donde se adivinan picos anhelantes, ​
    explayados en la alfombra translúcida y de seda, ​
    de tu pecho de sabana y llanura extendida que​
    despierta el ansia de acostarse.​
    Parece un campo límpido, puro y sin neblinas,​
    con ciertos trotes de ecuestre Amazona.​
    Prado donde arrojar saetas de besos abiertos y​
    echar los labios al viento, sin hora de regreso.​
    Te ves como recostada en la ola de la espuma perfumada,​
    donde he visto salir tu costilla transparente, ​
    costilla de Eva sobre tu pecho resbaladizo. ​
    Se vislumbran tus senos alpinos como de albur nevado,​
    con dos uvas erectas asomando en cada pico.​
    Sumergí mis fantasías de nido libido, ​
    en el volumen ciego de tu figura sin tiempo.​
    ¡ Déjame volar tu horizonte amplio de galaxia fémina ¡​
    Soplando mi aire sensual y mi jauría erótica​
    ¡ No puedo calmar el huracán que provoca tu imagen ¡​
    Aunque durmiese recostado en la cama de las angustias, y​
    la punta del anzuelo por mis conductos doloridos,​
    sobre la cama de los espasmos y ​
    el cuerpo convulsionado.​
    Con los ojos teñidos de licor, y un Freud sádico como Marques.​
    Dentro de mi perversa cabeza y de hélice convulsionada,​
    con un hueso anclado en la boca de mi cuello estrafalario.​
    ¡ De lo que vi en ti ¡​
    Mujer de ultramar, donde viajar un plácido turismo afrodisíaco​
    Haría un trato bélico con mis hormonas, ​
    entre el espanto y la testosterona​
    ¡ Callad instintos bajos ¡
    Esta mujer es de marquesina.​
    Aquí está, sólo para admirar su belleza integra.​
     
    #1

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