Lo siento y muchas gracias

Mi nombre es Nicolás,
Nicolás Rodolfo Pinto Salvatierra
y hoy vengo a transmitir y contar,
no obligar o salvar la Tierra.
Recuerdo cuando era inocente,
cuando no había malicia en mi mente,
cuando mi corazón se llenaba de amor
y en mí siempre habitaba el perdón,
cuando me despertaba mi madre o el calor del Sol,
cuando no me preocupaba y mi voz estaba llena de ilusión.
Decía mi nombre orgulloso ante la desconocida gente
y ante las ataduras y prejuicios era diferentemente indiferente.

Lo que pasó después me marcó,
la sociedad me cuestionó
por enfermedades mentales y manejar mucho dolor,
por actos llamados irrespetuosos y ofensivos,
se enfadaron y me señalaron ante un frío mar de miradas sin voz,
por no tener el tacto ni el tratado ante los ojos de los individuos divididos,
me maltrataron y cambiaron ante un frío mal de telarañas sin solución.

Se indignaron por mi mera presencia,
me hicieron olvidar que el paciente debe tener paciencia,
que también es delito la indiferencia
y que cuestionar es la esencia de toda ciencia.
No sé que hice mal,
no sé que viste vestir fatal.
Lo siento, lo siento mucho...
siento haberme fallado,
no todo tiene arreglo, no todo tiene truco...
siento haberte engañado.
No era mi intención haberlos molestado,
no es mi culpa ser malo!
No era obligación tenerlos a mi lado,
no es mi culpa haber hablado!

Yo... yo... yo... estoy bien...
doy gracias al pasado por haberme cambiado,
todo... lo doy... con fé...
doy gracias a mis amados por haberme siempre mejorado y alegrado,
no importa dónde; os habéis ganado un lugar en mi corazón,
no importa cuándo; el tiempo ha demostrado que siempre hay una buena razón,
no importa el para o porqué; me hacéis sonreír con todo nuestro amor,
no importa el qué; me dais fuerza y alegráis el tono de mi voz.

El futuro es incierto pero nos da la oportunidad de mejorar,
el presente es inquieto pero es un regalo para cambiar y avanzar.
Lo siento y muchas gracias...
y aunque no sea cierto lloramos entre carcajadas.​