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¿Lo ves? Es arte

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Dan Splash, 12 de Abril de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 593

  1. Dan Splash

    Dan Splash Poeta recién llegado

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    Hombre
    El tiempo no aprecia en lo que puede convertirse, pero todo lo que tenemos a la vista es un presagio de lo que será convertido en cenizas, o depende de cómo lo mires, arte.

    Juguemos, me aburre tanta espera. Tus inseguridades no cambiarán de aquí a que llegue el momento, pero yo puedo hacer que sea divertido, aunque sea solo para uno de los dos.

    Ya sé, ya sé, tanto tiempo desesperado por el afán de ser algo más y justo cuando el corredor se aproxima a la meta, la competición se cancela por una enorme guerra… Sólo que tú ibas último.

    Todos hemos nacido con esa ansia, no te lamentes. Si mis delirios cayeran en manos de cualquier dependiente qué sé yo lo que sería capaz de soportar… lo más seguro es que me lamentaría como tantas otras veces de que el escenario no fuese el apropiado, y mi obra fuese malinterpretada.

    Pero dejémonos de rodeos, caballero, usted tiene un deseo, o más bien un sueño, ¿no es así? Pues bien, a su merced, mi buen señor. Estoy para cumplirlo. No se preocupe por lo que pueda continuar, usted ya decidió, ¿no lo recuerda?, mis actos serán los más puros y necesarios para que todo quedé entre la armonía de la vida y el dolor de su muerte. De cualquier manera, no podrá pedir un reembolso… Sólo déjeme que le relaje con algo de música, mientras nos ponemos manos a la obra.

    ¿No le encanta? Estará fascinado, lo sé, es algo de mi propia colección. Una pieza única en la que me inspiró un joven muy atrevido con el que me crucé. Decía que no temía a la muerte, ya sabe, como la mayoría, pero, aun así, acudió a mí, y antes de comenzar con el gran espectáculo me explicó exactamente lo que quería. El chaval tenía valentía, eso se lo he de reconocer, más sus aspiraciones eran carentes de moral dentro del circulo maldito de vida y muerte. Usted me entiende, ¿verdad?, ¿qué ha de hacer uno para que su trabajo quedé en la memoria de la gente como algo único y especial, sin que lo tomen como un oficio de niños?

    Pues bien, el muchacho dejó claras sus intenciones. No quería sorprender, pues no tenía a nadie para poder hacerlo, no quería lastimar, pues no quería molestar a nadie, pero quería que su espíritu quedase en la gente que se cruzó, y que nunca le dieron la oportunidad de ser. Eso decía él, pero sus ojos solo rezumaban narcisismo. Un pequeño insecto, dando órdenes a las grandes reinas que les han dado la vida para que les tejan el mayor evento presenciado y poder disfrutar esa sabrosa miel sin saber diferenciar lo que está podrido de lo que no. ¡Dime! ¿Acaso tú tienes el don de la palabra para poder decirles a quienes te hablan que su boca no puede soltar sonidos sin tu aprobación? Da un paso en falso y todos te dirán quién eres y cómo has de hacer las cosas, aunque nunca te hayan conocido…

    Más me gustaba el reto. Sí, no lo voy a negar, un jovenzuelo, que me pedía que me metiese en sus recuerdos para descubrir cómo fue tratado en su vida, qué es lo que le hizo ser como es, ¡Quién le hizo llegar a esto! Por supuesto que hay trato. Disfruto de esto, ya lo habrá visto, bueno, eso espero, no quiero taparlo, es más, es mi carta de presentación. Dar una forma de ver distinta a todo esto es lo que me hace el mejor en mi trabajo. Muchos han hablado mal de mí, pero bueno, quién no es criticado alguna vez como artista es que no ha tenido suficiente impacto sobre la gente, y mis obras son esplendidas, si no mírese a usted mismo, ¡por favor!, si acabo de empezar y sus colores tratan de salir por si solos.

    En cierto modo me daba lastima, pero por otra parte aprendí mucho aquel día. Todos ustedes se piensan que nosotros somos sabios, omnipresentes, ¡que incluso les controlamos! Es normal, solo con verme ya dirías que tengo un gran renombre, y que mis obras son las más valoradas, y supongo que es cierto, pero nunca quise más que hacer sentir, hacer vivir, aquello que ustedes perdieron dentro de cada una de las personas con las que vivieron.

    Es difícil de explicar, todo en esta vida puede considerarse arte si se le mira con determinados ojos, pero no es del todo cierto, cada obra tiene que tener un porqué, una razón de ser, a partir de ahí ya podemos entrar a establecer las bases. Supongo que sin que actuasen de esta forma sería todo muy distinto, pero el hambre mata, y la sed ciega. A pesar de todo tengo que darles las gracias por dejarme participar, jajajaja… Perdóneme, no quería ser condescendiente.

    ¡Pero bueno! Mírenos, usted ahí tirado y yo aquí de charla, ¡de verdad! Con tanto lío ya ni me acordaba de lo que tenía que hacer. Aaff, ¿un disparo en la boca? ¿de verdad? Ya ni a esto jugáis bien. Cumpliré ordenes, pero démosle algo de magia, ¿no te parece? Mmm, veamos… que te parece una nota escrita en la pared, que solo se lea con el impacto de la sangre… nah, demasiado vulgar, quizás poner flores en el cañón de la pistola, y que su piel haga de estiércol… pero podrían quemarse fácilmente. Podríamos cambiar el acuerdo, si le parece bien, por supuesto. Estos temas no son de mi jurisprudencia, pero he participado en tantas escenas que me aburre tratar de hacer siempre lo mismo. Al final todos termináis con algo tan simple como poco sutil, que deja indiferente a cualquiera que lo vea, más allá de la lógica más pura, he de decir. Pero si de verdad hemos venido a trabajar, déjeme que sea creativo, por algo ha decidido acudir a mis servicios y no a otro ser cualquiera que menosprecia su virtud como un trabajo mecánico sin acritud.

    Digamos que la sangre es un buen comienzo, para que negarnos, es una base fundamental en todo espectáculo que se precie, pero por supuesto que no se debe de verter sin más, los patrones han de ser atmosféricos, que sigan las causas derivadas de la muerte, que tengan como color las consecuencias, es decir, que digan por si solas más de lo que los ojos humanos son capaces de ver.

    Veo que es usted muy religioso. Tanto arte cristiano por todas partes me horroriza. Es hasta gracioso que me sienta así, ¿no cree? Quiero decir, estoy tratándole como ustedes tratan al tal Jesús, y no por ello soy menos sangriento que todo el arte que le rodea. En cambio, a él le interpretan de otra forma, mientras que muchos de nosotros somos perseguidos como psicópatas. Me alaga.

    Tanto trabajo técnico en cada uno de nuestros oficios y aún siguen creyendo que somos los malos, cuando solo les dimos el poder del libre albedrío. Si todo fuese controlado como haría él, quizás nunca hubiésemos llegado a encontrarnos, y se quedaría sin disfrutar de una apacible y desequilibrada belleza para desenterrar su pasado. Quizás estaría muriéndose por dentro, rezando y pidiendo a quién fuese que le salvase de esa agonía, que por otra parte le habrían impuesto, y terminaría muriendo creándose asimismo enfermedades horrendas, porque cree que es lo que merece.

    Pero no se alarme, por suerte no ha sido el caso. Mi ojo es tan práctico como preciso, y veo todas sus impurezas como detalles con los que he de actuar. Creo que sé cómo complacerle.

    Me pidió que le dejase llevar las riendas de todo que pasaría en el momento de contraatacar, y le dejé. Nunca me permito un error, y esta vez no sería diferente. Estaba claro que tenía las cosas muy claras, y su vaga abnegación con respecto a la situación me dejaba perplejo. No quería ser lo que se había convertido, una pieza más atascada del rompecabezas que gira en torno a este mundo, que no para de intentar retorcerte los intestinos hasta que vomitas, dejándote expuesto ante los demás. Me fascinaba que, por primera vez, alguien no tuviese miedo de quien soy, sino que abrumado con mi magnificencia quisiese convertirse en algo más a mi lado.

    Todos deberían ser a pesar de lo que perdieron en el pasado, o lo que perderán, y sus aspiraciones no se lo permitirán. Pero este chaval, tenía claro todo eso, y mucho más claro el final de todo, era preciso como un cirujano, como yo. Cada persona que se había cruzado por la calle, cada palabra soltada por aquella entrecortada boca, todo lo tenía calculado.

    Y ustedes me llaman a mi analítico y meticuloso, o psicópata, pero él de verdad lo era. Y nunca pensé que una mente tan destrozada internamente pudiese ser tan maravillosa que dejase a cualquier humano como una colilla que pisar.

    Por decirlo de alguna manera, quería mi conocimiento para terminar su macabro plan. Espere, ¿le estoy aburriendo? Se está quedando pálido. ¿No será que piensa que conoce a aquel chico? Deje que le acomode, así, no mueva las manos. Solo un segundo. Ya está. Los pies para más adelante, no se preocupe que el tiempo es oro, y los retoques vienen después.

    Como decía. Juro que mis sentimientos por lo que sucedía eran espeluznantes. Mi mente estaba clara, y tenía que terminar con ello cuanto antes, al final, es un trabajo que requiere tiempo, y se sorprendería la cantidad de gente como ustedes, pero mi corazón se preguntaba ¿por qué? Sí, porque todo aquello tendría sentido si tu vida continuase siendo la de siempre, o tuvieses un plan para después pero su destino era el mismo que el suyo…

    La orquesta estaba preparada para dar el gran espectáculo, él preparó absolutamente todo para que únicamente fuese llegar, tocar y salir con una gran explosión de lujuria y miedo a partes iguales.

    Todo lo que necesitábamos era un abanico de posibilidades que manchar de purpurina. El plan era preciso, marcado correctamente, con toques de desenfreno y silencios acogedores. Y nadie más que nosotros podríamos llevarlo a cabo.

    Cualquier detalle que nos sirviese de excusa para poder alcanzar el éxtasis más sutil y delicado, un encuentro, una historia, un miedo, un desacuerdo… Personas que estaban relacionadas entre ellas sin saberlo por un único vinculo, un reloj de arena que apagaba poco a poco un fuego que nunca debió de existir.

    Juramentos en forma de humos de colores se disparaban entre ellos, unas palabras tan necias y a la vez tan metafóricas que recorrían la piel hasta llegar a las alcantarillas. Pétalos arrancados por el viento en un descontrol de tornado, que no permitía que ninguno de los presentes dejase desvanecer aquella premisa por la que desearon algo en su pasado.

    Una creación única, que se distinguía del porvenir de la gente. Sujetos atrapados en medio de la ciudad, rociados con rencor hasta quedar petrificados bajo su propia máscara. Rodeados de alimañas que solo ven el espectáculo, malinterpretando la situación, fastidiosos de no ser ellos, de no poder continuar con las desgracias de los que observan. Un teatro al aire libre, lleno de pureza y naturaleza, encubierto de grandes monumentos de piedra y metal. Una obra que nunca terminaría, pues su desencuentro con la muerte sería mucho más llevadero, que el guion que les había tocado representar. ¿Quién decidió su destino? Aquel muchacho era prescindible en todo aquello.

    Júreme que no tendrá miedo cuando termine con mi trabajo, y le regalaré una bella sonrisa, a la que todos le tendrán envidia. Pues si lo que presencié aquel día no fue lo más bonito que he visto a lo largo de mi larga vida, no creo que pueda ser capaz de plasmar la belleza como antes. ¡Ya hemos terminado! Si su vagancia no le precede, déjeme conservarle un poco más, un cuadro, que plasme su miseria y me marcharé, pues a nadie espera usted, ¿verdad?

    Silencio. Un silencio que plasmo aquellos corazones agarrados por la tristeza intacta del ser humano, en su mayor esplendor. Pero no dejaban de mirar. Entiendo que, porque el gran espectáculo les dejó boquiabiertos.

    Todo se quedó en silencio, es cierto, pues si el instinto prima en ustedes como excusa ante las desgracias, el chaval sabía retenerlo. Le dibujaré en un prado, apoyado en un árbol, que refleje este evento. Los pétalos son tan hermosos danzando sin preocupaciones… Por fin sus temores se fueron, ¿no es cierto? Suele ocurrir, mi trabajo va más allá de lo que ustedes pueden ver y como es sabido, si nadie dispone de quienes se hacen pequeños, nadie será grande.

    Aquel chico tenía claras sus intenciones, no quería hacer sufrir, pues consideraba su grandeza en algo tan simple, pero él no temía el dolor. Mi trabajo fue forzoso con él, he de reconocerlo. Precisión milimétrica para desencajar lo que de su pecho salía. Pero fue hermoso. ¿Sabe la representación “tan sutil” que hacen ustedes sobre los árboles y su vida? Bien, pues, todo trabajo que conlleva grandes recompensas, requiere un gran sacrificio.
     
    #1
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