Locura

Cómo es hombre de cuerdas

que vengo con mis pechos flotantes como hojas

a pedirte que sostengas mis errores

Cómo es que me quedé

en la penúltima estación

y hasta mi sombra llora la sangre de mi espera

Cómo es que sigo pidiendo migajas

y prefiero esa canción recostada al borde de mi cama

Cómo es que olvido los límites

en esta ciudad hostil

Cómo es que puedo todavía

vivir sin brizna de oxígeno

sin amor.

 

La diversidad de imágenes lleva al razonamiento de un lugar a otro, igual que esa hoja flotante que testifica de erratas. El título es la clave para comprenderlo. Algo sobra: el punto final. Porque invita a buscar el signo, de presencia reiteradamente transparente.
Iré a Cuba para averiguar si el hablante lírico tiene alguna relación con la autora.
Con cariño
Juan

 

Muy bueno, Tuangel.

Un beso

Luis