Locuras de un loco

No sois interesantes, no os engañéis, asumíd la realidad y dejadme vivir en paz.
Queréis maquillar la jaula mental y ni habéis visto la verdad.
Volar en la mente es difícil, puede ser tan maravilloso sin quererlo llegar al al punto de no retorno.
No soy lúcidos vivis en la oscuridad aunque que nos intentéis engañar.
Se ve, lo vemos, es fácil reconoceros.
Me aburris, nos aburris.
Busco el concepto adecuado para insertarlo en tu cabeza y que tu entiendas lo que yo quiera.
No habéis visto ni parte de la luz y os engañas con un discurso patético que sueltan en los medios.
Me dais pena os lo prometo disfrutaríais del vuelo pero llegaríais a un sitio no muy bueno.
Por eso hay que cerrar puertas y seguir con esta vida de mierda.
No hay más esclavo que el tiene un discurso de libertad y vive en la oscuridad.

 

El esclavo es el Mesías.
Entonces, muere crucificado.
Pero hay muchos más...
Por ejemplo, el atleta olímpico.
O el investigador científico.
Incluso el profesor de piano.


La esclavitud encuentra su límite, en la calamidad.
O sea, el tío Gilito nadaba en una piscina, hecha de joyas y monedas de oro.
Pero él es un personaje de los dibujos animados, de Disney.
Si un hombre millonario se lanza de cabeza, desde un alto trampolín, al contenido de una enorme caja de caudales, morirá en el impacto.


¿ Para qué quieres, entonces, tanto Glamour ?
Tanta fama...
Tantos ahorros.





El verdadero Glamour, o el destello refulgente de tu corazón henchido, reside en la playa.
Es muy fácil.
Sólo has de mezclar el agua del Mar, con agua del río.
Y beber ese cáliz. Se borrarán de ti, todas las huellas de los alcohólicos anónimos.


Porque una cosa es beber vino, y otra, que el vino te beba a ti.
Ser responsables, consiste en ponernos en causa, y no en efecto.
¿ Quién manda aquí ? ¿ El vino, o yo ?