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Los 46 años de tu guerra

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por carlos lopez dzur, 7 de Noviembre de 2008. Respuestas: 3 | Visitas: 487

  1. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

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    A Charles Baudelaire (1821-1867) y a la mulata Jeanne Duval


    Mon enfant, ma soeur,
    Songe à la douceur
    D'aller là-bas vivre ensemble!
    Aimer à loisir,
    Aimer et mourir
    Au pays qui te ressemble!
    Charles Baudelaire en «L'invitation au voyage»



    Si hubieras cortado ese cordón umbilical
    con un acto revolucionario, al menos,
    a 46 años de tu vida habrías sumado
    la sonrisa, el otro genio de quienes
    de veras saben sonreir, la otra infancia
    que se recaptura a voluntad.

    Te habrías burlado en verdad de lo involuntariamente
    amasado, la experiencia amarga, doliente,
    junto a las jorabadas, las esperpénticas
    serpientes del arrastre, las hidras pordioseras
    de cabezas cortadas y ojos brotados
    y sangrientos; ¿acaso fue tarde
    cuando descubríste que las intransigentes
    tienen muchos nombres, Carlos? y son severas,
    nunca dulces, son arbitrarias, ¿por qué
    te quedaste con ellas que necesitan los rígidos,
    monumentales poderes de lo oscuro,
    militares, déspotas, cortesanos, castradores?

    Si hubieras dicho a ella, Carolina,
    madre que ciega: «Véte, no me abraces,
    me levanto de tu cama donde no das
    tibieza integradora y me distancio»,
    entonces sí que habrías arribado a esa tierra
    donde todo es orden y belleza
    y descanso, paz y placeres consumados:
    «Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
    Luxe, calme et volupté».

    .... pero, ¿qué hicíste con tu guerra, Carlos?
    Odio, hostilidad edípica, hijastro en la mierda,
    escaramuzas sucesivas de rabietas,
    celos que a nada conducen, tu amargura
    acallantada por deseos matricidas...

    Si hubieras cortado el cordón umbical,
    esa fue la misión con que se te asignó
    la guerra de los años y la vida,
    ese era el viaje, 'L'invitation au voyage',
    y mira lo que el Teniente Jacques Aupick
    te dio... sus claustro en Lyon, el corral
    del Minotauro, se comió lo tuyo
    hasta en las embajadas... y tú, soledad
    de corazón, ¿con qué quedaste
    cuando no eres el héroe de tus años?

    ... 46 años son mucha edad, Carlos,
    para que sepas sobre el amor sagrado
    o lo profano, uno que no se arrebata por la metamorfosis
    ni por el lesbianismo, ni la melancolía, ni la corrupción
    de los ghetos y tabernas, inocencia perdida.
    en narcisismo, en la opresión de vida...

    ... 46 años son muchos, son mucho aroma
    que pudieron ser gratos, no merecidos
    por las inválidas, perversas,
    putas jorobantes compañías.

    01-09-1990 / El libro de la guerra
     
    #1
  2. tati

    tati Exp..

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    Lamento diferir, caballero. 46 años es poca cosa comparado con la eternidad y, usted sabe, carecemos de tiempo, somos mucho, mucho más viejos, tanto, que si tomasemos conciencia de ello nos escandalizaríamos.
    ¿Por qué veo a un Carlos terrenal esta vez? Problemas del cuore, quizás, problemas existenciales, tal vez, en el fondo son la misma cosa. Debemos recordar no perder de vista el objetivo mayor, el que tiene trascendencia.
    Los humanos somos bichos raros, caballero. Dignificamos la calidad de la especie con guerras externas e internas creyéndonos valientes. Nos creemos fuertes por ser despóticos y despreciar a casi todo lo existente, superiores e inteligentes. Y, en ese caos, la mujer suele ser la peor, la que exalta con mayor facilidad la supeficialidad de la especie.
    Entonces, yo no entiendo mucho, pero a veces he observado que esas personas a las que subestimamos, esas, que duermen en una esquina sin techo; esas prostitutas que solemos despreciar luego de usarlas e incluso el niño que parece ser menos sabio que nosotros adultos, ven el mundo tal cuewl es: cruel, pero con la posibilidad de sobrevivir a él si mantenemos cierta esperanza. Sin esperanza, ninguno de nostros permaneceríamos aquí ¿cómo hacerlo si estamos condenados de antemano a dejar de existir?
    Ante tal panorama, solo puedo pensar: el resto es irrelevante...¿entiende?
    Un toque de dedo, caballero, usted me inspira y me obliga a pensar, incluso cosasd que comenzaba a olvidar desde hace tiempo.
    .:Tati:.
     
    #2
  3. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

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    «De Carlos a Carlos», así es. Si te dijera que leer a Baudelaire me producen pesadillas, fugas etéreas a un punto del tiempo donde está él, o yo identificado intensamente con su vida extravagante de derrochador de fortuna y pasiones, en París... un abrazo, gracias por leer,

    carlos
     
    #3
  4. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

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    ¡Qué lindo tu diferir, porque yo también difiero de ese hablante de mi poema que le pide cuentas o regaña a Charles Baudelaire! Yo creo que Baudelaire en sus 46 años de vida / edad de su cuerpo encarnante/ dio muchas cosas buenas [espirituales y trascendentes] aunque su vida histórica y cotidiana siempre fue desastrosa: como estudiante, indisciplinado, expulso, desertor, pero más allá de eso era un BUSCADOR BRILLANTE, buen analista; como hijo, pidió el fusilamiento de su padre; era un niño / adolescente hostil con su familia, un reventado, emocionalmente hiperdependiente; socialmente, drogadicto, anti-social, derrocho su fortuna, mentalmente se enfermó por una neurosífilis, era un homosexual latente que no funcionaba ni con prostitutas; no conozco foto o grabado suyo donde sonría; no fue admitido por antipático (porque los méritos le sobraban) a la Academia Francesa... de ese aspecto terrenal, de esos «problemas del cuore, quizás, problemas existenciales», es que escribí, saqué un hablante mío que lo ama, o lo quiere ayudar, que lo conoce. Es un Carlos que sueña con él, que lo visita. Tal vez es Baudelaire que interviene en pesadillas, a través de máscaras, porque yo leí y admiré a Baudelaire desde muchacho y quería ser uno de «los malditos».

    ... pero ciertamente ni el hablante en este texto ni el Baudelaire al que quiere ayudar y le reprocha su obsesión dañadora con la madre / su edipismo / está a la altura de una esperanza intuitiva de la eternidad. Ha sido observado por ti y es la verdad. Bien dicho: «Debemos recordar: no perder de vista el objetivo mayor, el que tiene trascendencia». Yo visité, en una pesadilla que inspiró el poema, al Baudelaire existencial, alcoholizado, lleno de dolores gástricos, fribromiálgico, sifilítico, al que las drogas le están matando poco a poco y robándole la razón, induciéndolo a la miseria... pero, hay que mirar también la trascendencia que hay en él... y escribirle homenajes de amor, no de ese placer del desengaño que le dieron las muchas prostitutas que se asociaron a su vida...

    un abrazo, tati.
    carlos
     
    #4

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