Los Alpes distantes

Con el corazón en la mano
y una roja daga en la otra,
bajo un cielo aplastante,
nubes como martillos
y mi cabeza quiere explotar.

Con los ojos apuntando
a las lejanas verdes colinas
a de ellos se resaltan
crueles lágrimas de cristal.

Con calzado de piedra,
como abrigo un pesado hierro,
sentado en una roca áspera,
cansado de intentarme levantar.

Creo que una tormenta se acerca,
pero al mirar hacia arriba mojan ya mi frente
las heladas gotas de agua
que como agujas atraviesan
mi piel delicada.

 

WAAAU! que emotivo esta esto, pero,, lo plasmas como con las uñas, muy delicadamente.

 

muy bueno, con que oscuridad lo has escrito, tiene un excelente final