Los antiguos

La noche, era de una oscuridad nunca antes vista. El clima si bien no era muy cálido se sentía asfixiante, tal vez por la alta humedad, que parecía hacer gotear a todos los seres vivos, que no eran muchos. En algún tiempo este páramo estuvo densamente poblada. La mayoría habían sido pescadores o constructores de redes y balsas.

Parecía ser que el crecimiento del poblado no se detendría nunca, hasta que llegó la primera invasión y la segunda. El pueblo fue diezmado rapidamente, los que sobrevivieron , hicieron todo tipo de conjeturas. La que más asidero y difusión tuvo, fue la que narró un anciano del pueblo. Decía que todo estaba escrito en un libro que solo podían leer los que habían sido preparados para ello. Estaba escrito en antiguos caracteres árabes y arameos y solo el sabía donde encontrarlo, pero le había sido impuesta la condición de no revelar el lugar donde se hallaba, ni quien se lo había revelado
Cuando se produjo la primer invasión, quedo diezmada la población, de aproximadamente 1500 habitantes, los que lograron escapar a la masacre . no superaban la veintena.

Nunca se pudo determinar que era lo que invadió la aldea, animales, humanoides, eslabones degenerados por la evolución ,lo único que se sabia con certeza, según lo poco que el viejo pudo interpretar de las ajadas y cuarteadas hojas era que los invasores eran llamados "Los Antiguos", seres de gran tamaño entre 1o y 12 mts de altura, que alguna vez poblaron el planeta y que los humanos , hace unos 6000 años A.C, consiguieron empujarlos al mar, luego de una brutal carnicería de ambos lados. Se dice que la invasión se produjo en una noche de características similares a la actual.

El viejo era el único habitante con algún grado de lucidez, había un hombre y una mujer que nacieron después del segundo ataque, con serias deformaciones f'ísicas y cognitivas, que apenas si podían moverse, mas apropiado sería decir que reptaban.

Lo que más preocupaba al viejo era un extraño olor a algún ácido en descomposición, como el que emana de algunas baterías, que solo se sintió cuando fueron invadidos por los antiguos. El viejo ni ningún otro humano pudo ver a uno de estos seres , se pudieron hacer algunas especulaciones sobre su forma, tal vez evolucionada por los años que aprendieron a sobrevivir bajo el agua.

También dejaron rastros de sus pisadas, que parecían correspondían a seres bípedos que sirvieron para determinar su estatura y no mucho más, se decía también que emergían caminando del fondo del mar.

El viejo tenía un mal presagio como nunca antes había tenido, pero para que querrían volver por un viejo al que poco le quedaba y dos tullidos que apenas si podían comunicarse.

Esa noche había salido a pescar, pero cuando empezó a sentir el olor a acido, decidió regresar a toda prisa.
Estaba en su precaria choza, traspirando un sudor frio, que indicaba el nivel de humedad ambiente y el temor que le recorría el cuerpo, apago todos los fuegos de antorcha que tenia dentro de la choza y encendió un cordón de leña alrededor de la choza que tenía preparada a modo de defensa de los animales , se sentó en su vieja banqueta de madera y paja. El miedo se fue apoderando de el rapidamente. De pronto sintió bramidos guturales que parecían salir de las mismísimas profundidades del averno y el ruido del agua como si el oleaje aumentara desmesuradamente, a continuación escuchó unos gritos que le resultaban familiares, eran los dos amorfos habitantes que junto con el habían quedado. No había más dudas, Los Antiguos habían vuelto, pero para que necesitaban matar o llevarse a una persona en el final de su vida. La endeble choza cayó desparramada cuando unos de los seres la tocó con su pie o algo similar. El viejo alzó la vista y lo que vió fue la imagen que podría considerarse como el ícono de todos los terrores, su viejo corazón no pudo soportar tanto horror. En pocos segundos, recorrieron su cerebro multitudes de imágenes a la vez que daba gracias que su corazón sucumbiera. Los antiguos estaban de vuelta y venían por lo que una vez les perteneció . Tal vez este sería el comienzo del fin de la especie humana, que siempre especuló, con la posibilidad de ser aniquilados por seres de otros soles o, catástrofes naturales pero nunca del fondo del océano.

La Luna volvió a salir con todo su esplendor, pero el olor se fusionó con la atmósfera, practicamente irrespirable. Algo había cambiado y parecía definitivo.