Los cuentos de Lucas II

LOS AZULES (segunda parte).

Fue el la Avenida de Guadalajara pero no en Los Focos (Las Bañeras*) sino el la barriada gitana de casas prefabricadas que había más adelante, la barriada estaba cercada por un muro que tenía salidas pero las salidas estaban muy controladas por la policía y salimos por un hueco en el muro, al salir un coche patrulla de la Policía Nacional puso la sirena, poner una sirena no significa que te tengas que parar, además por esos huecos solían salir quince o veinte personas a la vez, no nos dimos por aludidos y seguimos caminando, un policía que era conductor de un coche se bajó y vino por detrás, nos cogió por sorpresa, me sacudió tres porrazos con todas sus ganas dejándome unos enormes hematomas en las piernas, nos llevo al patrulla diciendo que le diéramos lo que habíamos pillado, le di medio gramo que llevaba en la boca para ver si se tranquiliza, nos pidió la documentación pero no la llevaba encima, me metió en el coche y me llevó detenido, me acompañaban; en la parte trasera junto a mí había un travesti indocumentado, nos llevaron a la Comisaría de San Blas, una vez allí llamaron por teléfono a un familiar que les pudiera decir nuestro nombre y apellidos, di el número de mi padre, no sé si hablaron con él, lo del travesti pintaba mal porque no tenía ningún familiar a quien llamar, se quedó allí, el policía que me habia dado los porrazos me miró con cara de arrepentido por lo que hizo, pasadas dos horas me largaron a la calle, salí de aquella comisaria con cien gramos dentro del culo y tan campante.

* a Los Focos también se le llamaba "Las Bañeras" porque allí se vendían bañeras además de lavabos y cagaderos pero lo que más destacaba eran las bañeras, también se conocía a Los Focos como "Guarrerías Preciados" por la venta de sanitarios y electrodomésticos.

Había una manifestación de unas quinientas personas en salida de metro de Usera que da a la Calle Mirasierra, allí se forma una plaza, para evitar el desalojo de un CSO, (Centro Social Okupado) lo que vulgarmente se conoce como una okupa, me senté en un banco a la salida del metro, pasé desapercibido con mi ropa impoluta y mi riñonera de marca, ni siquiera me pidieron la documentación pese a que había miembros de la UIP por todas partes, comenzó el jaleo y me acerqué a primera fila, justo pegado treinta antidisturbios (UIP), uno de ellos me dio dos porrazos y se los devolví con un bofetón en la cara, no consigo agarrarme por eso no hubo detención, luego fui a una calle paralela donde había gente repartiendo pilas y cogí un puñado de las pequeñas; unas veinte, cuando todo hubo acabado algún imbecil escribió en Internet que los repartidores eran policías, más tarde, en Marcelo Usera un furgón de antidisturbios se subió a la acera a toda hostia para ver si conseguía detener a algún manifestante, le tire las veinte pilas al parabrisas y frenó en seco, corrí por la Avenida Andalucía hasta que no pude más y me escondí tras un coche aparcado, había coches aparcados porque la Avenida estaba en obras, unos cuantos intentamos hacer una barricada con unas vallas de metal que los obreros habían puesto para cortar la Avenida, las vallas estaban fuertemente ancladas al asfalto y no pudimos arrancarlas, se acabó nuestro sueño de la barricada, primero se acercaron cinco seis antidisturbios caminando y toda la gente que había allí huyó a la carrera pero yo me volví a esconder tras el mismo coche, pasaron de largo pero, al rato, un oficial que mandaba un furgón (un oficial suele mandar un furgón que lleva seis o siete antidisturbios, se llama equipo) giro la cabeza y me vio, inmediatamente me puse con los brazos abiertos, las manos apoyadas en un muro y las piernas abiertas, se acercó por detrás un antidisturbios que conducía un furgón y me cogio del pelo golpeándome fuertemente la cabeza contra el muro, como por encanto aparecieron sus compañeros; un equipo formado por seis antidisturbios, me tiraron al suelo y me esposaron, empezaron a darme patadas por todo el cuerpo, me golpearon con las porras y con las manos, después me levantaron en volandas y me introdujeron en el furgón cómo si fuera un ariete, me dijeron:
-No nos mires a la cara.
Y me dejaron tirado en el suelo del furgón como si fuera un saco de cemento, al principio estaba allí solo pero luego fueron subiendo a uno, a una, a otro, a otra y así hasta dieciocho detenidos, cuando estuvimos todos íbamos unos encima (o debajo) de otros, yo tenia dos personas sobre mí, una de ellas me preguntó:
-¿Estás bien?
-Cierra la boca -respondí.
El furgón se movía de un lado a otro de un modo violento, con la sirena puesta, se oían las comunicaciones por radio, la gente comenzó a quejarse, una joven que estaba en la parte de atrás exclamó:
-¡Socorro, que me ahogo!
-Cállate -esa fue la respuesta del copiloto a las peticiones de socorro de la chavala.
No los podíamos ver pero podíamos oírlos, el copiloto exclamó al conductor:
-¡A por el de la litrona, a por el de la litrona!
El vehículo comenzó a dar bandazos de un lado a otro; señal de que le perseguían, nunca le cogieron.
Cuando tuvieron a treinta personas detenidas nos pusieron a todos cara a los furgones con el repetitivo "no nos mires a la cara", fue entonces cuando me di cuenta de que el que me había golpeado contra el muro me hizo una brecha en la cabeza, apoyé la cabeza contra el furgón y vi una mancha de sangre, me toque la cara y la tenía llena de ella, tras un plantón de una hora en plena calle, ya de noche, nos llevaron a la Brigada Provincial de Información de Madrid, al llegar nos pusieron a todos cara a la pared en un pasillo largo y otra vez con el ya pesado "no nos mires a la cara", cada uno de nosotros teníamos a un miembro de la UIP detrás y si intentabas girar la cabeza te daba una bofetada suave para que no lo hicieras, tras dos horas en aquel lugar acabamos sentados en el suelo y los policías charlando entre ellos, pasando completamente de nosotros, más tarde vinieron unos médicos de urgencias del SAMUR, atendieron a los que estaban más heridos; nueve o diez, cuando me tocó el turno a mí el que me estaba mirando dijo;
-Chaval no te puedo coser la brecha, la sangre se te ha pegado al pelo y así no se puede coser, tendría que raparte pero no tengo el instrumental adecuado para hacerlo aquí, además no sería bonito dejarte una calva en medio de la cabeza, deja ahí la sangre seca y se curara sola esa brecha.
Así fue; se curó sola.
Al llevarnos a mear al servicio mientras estaba meando dije en alto:
-Hay que ver como han mejorado las instalaciones, tenías que haber visto las de la DGS (Dirección General de Seguridad).
-¿Quién a dicho eso? -preguntó el guardia que conducía el furgón, el mismo que me había abierto la cabeza.
-Yo -le respondí a secas en voz alta.
Me miró cuando salía del servicio y me dejó en paz, dije lo de las instalaciones porque era la primera vez que estuve en la Comisaría de Moratalaz que es donde está la Brigada Provincial de Información de Madrid, regresé dos veces más allí; una pasando por la Brigada de Información y otra a la Comisaría de Moratalaz, en la DGS estuve dos veces, el resto de detenciones fueron en comisarias y cuartelillos. Tras la pequeña conversación en el baño no recuerdo nada hasta que estuvimos en los calabozos, una vez allí nos metieron en una celda a los treinta mientras nos iban cacheando y hacían el resto de trámites, los otros detenidos alucinaban cuando veían que nos habían agarrado a treinta juntos, después nos llevaron a unas celdas donde se pasa la noche, metieron a quince en una y a los otros quince en otra hasta que llegó la hora de llevarnos/ las a los Juzgados de Plaza de Castilla por la mañana, allí sueles salir a la calle, a no ser que subas preso, entre las dos y las cinco de la tarde, en tiempos de la DGS se salía de noche pero dejaron de permitirlo porque por entonces había muchos toxicómanos detenidos y no les daban metadona como ahora, salían con el mono, robando junto a los juzgados porque necesitaban dinero para una dosis o montado cualquier pollo, retomo el relato; una vez estuvimos en esas celdas donde se pasa la noche como era el mayor y el único que había estado detenido antes comenzaron todos y todas a hacerme preguntas, me preguntaron sobre la hora a la que te llevan a los juzgados, sobre como nos llevaban allí, sobre la hora a la que se salía (si se salía), sobre los delitos por los que te podían condenar, sobre lo que les podía pasar por lo que había hecho uno o una, sobre cuanto tiempo te pueden tener detenido,(son setenta y dos horas sino estás incomunicado pero he estado más de setenta y dos sin incomunicación) sobre que abogado pedir, a los que no tenían dinero les recomendé uno de oficio, que luego podían cambiar por otro, y a los que tenían dinero les cite algunos nombres, les aconsejé sobre otras cosas que no recuerdo, llegó la mañana y nos metieron en varias cundas (se llaman así en argot, parecidas a las que se usan para trasladar presos) que te llevan a los Juzgados de Plaza de Castilla, una vez allí todos fuimos encerrados en la misma celda, no hizo falta llamar a ningún abogado porque se presento Erlantz Ibarrondo, vino y nos defendió a los treinta, fuimos pasando a ver al juez y no recuerdo nada hasta que me tocó a mí, era una jueza, el fiscal me acusaba por desorden, daños, manifestación ilegal y atentado, (había cuatro personas acusadas por atentado, atentado es un delito por el que se pagan cuatro años de cárcel o más, todo depende de que tipo de atentado sea, si es mortal imagínate la cantidad de años que te pueden caer) las preguntas de la jueza fueron pocas y breves, me preguntó sobre el motivo por el que había tirado las pilas, por tirar las pilas me acusaban de atentado, contesté que las llevaba porque las iba a tirar a un contenedor especial para pilas que estaba cerca de la okupa, (ese contenedor existía) hizo otras preguntas que he olvidado, lo que no he olvidado es que casi todas mis respuestas fueron todas breves; si, no, no sé, pretendía negarlo todo, gracias al abogado salí sobre las tres de la tarde, durante la manifestación alguien repartió un papel pequeño donde estaba escrito el nombre y el número de teléfono de un competente abogado, fui el uno de los detenidos que cogió uno de aquellos papelitos pero me lo quitó la policía.

Fuera estaban algunos familiares de los detenidos, hubo besos, felicitaciones, abrazos y sonrisas, a mí no me esperaba nadie, me despedí efusivamente de algunos compañeros y algunas compañeras y fui hacia el metro, allí me cole y me dirigí a casa, pasados unos días uno de los detenidos dijo a otros y a otras que había una reunión, en un local por la zona de Tirso de Molina, donde íbamos a tratar con Erlantz el asunto de las detenciones y lo que podía hacer por los detenidos acusados de los delitos más graves, no me presenté en aquel local pero me entere de que la causa había sido sobreseída por lo que no me pusieron ninguna medida coercitiva, (como ir a firmar) quedé libre como un pájaro en la naturaleza virgen.

Este es lo que ocurrió según La Haine, (nombre tomado de una famosa película francesa) me equivoqué en el numero de detenido por uno, pasó hace mucho y la memoria me traiciona, los menores eran cinco o seis y se los llevó el GRUME (Grupo de Menores de Madrid de la Policía Judicial). En el relato se escribe sobre una Plaza de Mirasierra, es verdad que la Calle Mirasierra se forma una plaza a la salida del metro de Usera pero desconozco si la plaza tiene nombre, he buscado por Internet y no encuentro la Plaza de Mirasierra, la Calle Mirasierra si está, he pasado hace muy poco por allí pero no me fije y no vi ningún cartel que indicara que esa plaza tiene nombre, a la próxima lo miro.

https://madrid.lahaine.org/cobertura-madrid-manifestacion-por-la-1






Es muy buena, sino la has visto aquí la tienes.