Los Destellos De

Olvidarme de una presencia que me abruma
o simplemente no recordar lo que me turba,
que jamás vuela yo a querer estar pensando
que me detestas demasiado, te estás alejando.

Mi espalda adolece de elasticidad por las horas
que escribo sucesos que jamás pasarán...
Las fantasías mías son como aquellas esporas
de las plantas que en breve se marchitarán.

Sí, desearía estar contigo, musa de color miel
la concordancia con los gustos que compartimos,
y la voluntad para no rozarnos la carne, la piel;
que desencadena la condena que no vivimos.

Pero mis deseos no son buenos, ni mis pensamientos,
aunque serías perfecta tus defectos son tiernos,
decente y comprensible a la hora de actuar y pasar,
sí, a mi lado, alzando la cara y sin voltearme a mirar.

Orgullosa, altanera y traviesa, tu mirada me espanta,
de hecho, tratando de no voltear a verte y sentir pena,
al recordar el pasado me duele y mi esqueleto salta,
sintiendo vergüenza por mi proceder, y tu cara ajena.
​

Los destellos de tus ojos claros, la blancura de tus manos,
la cara angulada y blancuzca que sostiene el pelo desaliñado,
y la inteligencia que me tiene asombrado, te escribo en vano,
quisiera ser tuyo pero no será posible por todo ese gran daño.​