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Los dos senderos

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por PABLOFELO, 1 de Mayo de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 507

  1. PABLOFELO

    PABLOFELO Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    23 de Abril de 2010
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    LOS DOS SENDEROS (I)

    El ulular del viento de la noche,
    Emite sonidos tétricos,
    Así como lamentos de muerte.
    El frió intenso de la noche,
    Entumece la carne, y enfría el esqueleto.

    En un desfile macabro, cuarenta terroristas,
    Ingresan al pueblo, abriendo puertas;
    Sacando a empujones al gentío,
    Despertando los más grandes temores.

    ¡Todos a la Plaza ¡ Gritan....
    Las campanas de la vieja iglesia repican;
    Hombres, Mujeres y niños, acuden;
    A una cita con la muerte.

    Una lista en las manos tienen,
    Un juicio popular aducen;
    Donde ellos se nombran Jueces y Fiscales,
    El veredicto de antemano tienen;
    Las sentencias, son todas de muerte...

    Uno a uno se pronuncia nombres.
    No hay apelaciones ni clemencias;
    Uno a uno arrastran al patíbulo,
    Les arrancan las uñas, les cortan la lengua,
    Les vacían los ojos y luego con hacha y machete,
    Quitan su cabeza, dejando los cuerpos palpitantes,
    Dando sus últimos estertores.

    Continúa este juicio macabro,
    Ante la mirada horrorizada de los presentes;
    Uno a uno llevan al suplicio.
    No existe forma de matar más cruel;
    Que hasta la muerte quien obligada acude,
    A cumplir con su trabajo de siempre;
    Contempla horrorizada y afligida,
    Ante tanta maldad e insania de esta gente.

    La noche se torna tenebre,
    Ocultando con su manto negro,
    Este acto de barbarie;
    En el cielo las estrellas se ocultan.

    Aun se escuchan gritos y lamentos.
    Son ya las tres de la mañana,
    El juicio dio su fin, ellos se marchan;
    Dejando veinticinco comuneros muertos.

    El olor de sangre fresca,
    Emite olores a hierba santa.
    Mujeres y niños recogen los cuerpos yertos;
    ¡Todo el pueblo llora con gran lamento¡
    Han matado hombres, mujeres y hasta niños,
    En un juicio sin razón y sustento;
    Donde ellos, fueron fiscales jueces y verdugos.

    Son las diez de la mañana,
    Mientras el pueblo aun horrorizado,
    Vela y llora a sus deudos;
    Por la calle principal ingresa un batallón,
    De cincuenta hombres vestidos de verde;
    A empellones otra vez al gentío sacan;
    Y los reúnen en la plaza principal,
    A otra cita con la muerte.

    La sangre derramada aun huele fresca,
    A hombres y mujeres hacen preguntas,
    Y al no obtener respuesta correcta;
    Les disparan en la boca, le destrozan la cabeza;
    Acusándolos de cómplices, o de posibles terroristas.

    A un niño que por ahí llorando pasa,
    Le disparan en el pecho.
    Aduciendo que cuando sea grande,
    Se convertirá en Terrorista;
    Y que más vale anticiparse,
    A eliminar al futuro enemigo;
    Y así continúa el suplicio de esta gente,
    Envueltos en una guerra que es ajena;
    Y que no tiene ya, razón ni sentido.

    Son las tres de la tarde.
    Ya se retira el batallón de militares,
    Se van hurtando alimentos y medicinas,
    Y violando a las jóvenes mujeres;
    Dejando veintiocho comuneros muertos.

    Ya se fueron.... y los que vivos quedan,
    Lloran, y reniegan de su suerte,
    Y de vivir en un País,
    Donde para el pobre no hay justicia;
    Y donde hasta Dios esta ausente;
    Y algunos aun se preguntan,
    ¿Cuál de los dos grupos es terrorista?,
    Si ambos les causaron terror y muerte.

    Autor: Pablo Félix Loza
     
    #1

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