Los hijos (5)

Mis hijos me dan el dolor
que dulce agradezco,
el precio quizás del amor
que poco merezco.

El tema me impide mentir,
por cierto no cabe,
por eso les quiero decir
que amargo me sabe.

Ya dicho lo dicho que está
en alas del viento,
mi madre me dice «callá»
y callo, lo siento.

 

Efectivamente mi madre nos enseñó a ser muy reservados con cosas así, querida Isabel, a no andar mostrando el pus de las heridas. Solo digo que hay, ahí, una herida abierta.
gracias y abrazo
j.

 

" Se me pianta un lagrimón".Yo te entiendo, amigo, sí, te entiendo y te doy las gracias por estos versos que llegan al alma ! Un abrazo, admirado poeta.

 

Hola, Miguel, gracias por pasar. Creo que mucha gente tiene grandes dolores asociados a la maternidad o a la paternidad, que tienden a pasar disimulados en la idealizaciones de los hechos. Para mí esa idealización resulta imposible, eso es todo.
abrazo
J.

 

Bello y sentido, un poema que extremece. Gracias por compartirlo. Abrazos

 

Tu poema ha quedado mucho más intenso así , interrumpido por esa madre sabia, que sabe cuando es tiempo de callar, muchos llevamos dolores tan grandes como gigantes que nos aplastan y si no podemos cambiarlos, solo debemos aceptarlos, el tiempo pone todo en su lugar y es el mejor balsamo empatizo con tu dolor compañero es el de muchos , un abrazo grande y el mejor de los días para tí poeta.