Los límites de la razón

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Los límites de la razón​

El mundo es sin duda,
de la vida una incógnita
si en el ser no hay adentro;
cuando la aurora sacuda,
y se vista de indómita
en el todo epicentro,
los límites de la razón muda,
hablarán de la insólita
vacuidad del momento.

Límites marcas
son barreras de almas,
que libres son vientos
señalando sus mapas.

Mares, de manos y palmas,
jardines, de flores sedientos,
tendrán de razón limitada
la razón de todo su encuentro.

No limites la verdad
limitándote a ti mismo;
si lo haces no sabrás
de aquel ángel senderito,
ni del dulce mazapán,
ni del viejo Satanás,
ni del joven erudito.

Ahí te quedarás
con la razón que no te quito,
pues razón es razonar
que las fronteras son un mito.

Serás el agua más clara,
tendrás el fuego instrumento,
podrás volar sin las alas,
verás la Tierra por dentro.

Al ver estrellas del alba,
brillará alguna en tu pecho,
por el ancla llamarada
que es el Sol de todo techo.

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Si no contento del motivo
aún buscas el calor,
da por bueno y recibido,
que nada es creativo
porque un pacto es el temor,
y romperlo indicativo
del regalo del amor.

Después, quizá capaz,
seas eco cual un sargento,
que grita ¡firmes… mar!
entre sus olas analfabeto;
y si descubres lo militar,
tu arma sea del reverendo,
que la boca es para hablar
cuando se habla con fundamento.

Ya te vas por aludido…
No te vayas de monumento,
que si te vas por donde has venido,
no verás otros caminos
que razones llevan dentro.
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