Los Lutetati de Tatilute.

Te menospreciaban, porque estabas muy consentida.
Sé que te amenazaron con llevarte a hombros.
Como a un vulgar torero que triunfa, en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.
Pero tú aspiras a algo más elevado. Quieres casarte conmigo.


Voy a educarte, para que parezcas una muñeca de porcelana.


Y que conste que no te castigo.
Es por tu propio bien...
Serás una planta, en el balcón. Prestarás atención al bullicio de la calle...
Y luego, me contarás de memoria, todos los detalles; en una sucesión de episodios silenciosos...





Como si fueras tan sólo, un cilindro.


Mi pequeño telescopio.
Mi pequeño cinturón de cuero, con su hebilla.
Mi pequeño corazón de mazapán, por Navidad, que aún no me como.
Mi pequeño escuadrón feroz, de Aloy de Valencia y su semilla.


Eres la Tati. Yo soy el Lute. Nuestros hijos, los Lutetati... O si lo prefieres, los Tatilute.


¿ Sabrás prepararles una substanciosa papilla ?

 

Ingenioso, pintas sonrisas muchas gracias.