Los malos poemas de dios

Allá a lo lejos hay un velero lleno de náufragos con infinitas dudas, la mayor de ellas no tiene respuesta. Allá dónde hay náufragos hay piratas que acechan todo lo que se mueva.
Aquí la ciudad sacude el cuero muerto de sí durante toda la rotación; el que nace de la tierra, perece de ella. Arriba, un techo que te acoge y acongoja a placer, un techo inestable.

Un diente de león desalado y abismado acepta su miseria y gravedad, mientras, el que conoce bien la vías del celaje canta taciturno a la ausencia de su razón.
En celo está la que no tiene alma, pide a gritos que se atienda el hambre de su vientre, mientras, las diminutas invasoras tiesas a la cadencia de la anestesia.
El payador apunta al frente su instrumento para fucilar al silencio, pero, ¿cuándo el no pueda quién lo hará? El amor rinde tanto como al pobre su abasto, y la felicidad tanto como al pez su sed.

Amanece en una comarca del universo; despierta su gente que no distingue el rojo del rosa; amanece en una comarca del universo y su gente se torno diáfana pues está cansada.

-Por Jacob Calzada-