Los ojos del alma

Queridos hermanos míos, querida sangre compañera, tendremos que vernos las caras tras nadar profundamente por los procesos del miedo y la mediocridad, tras desandar los arduos caminos que nos han dibujado las imposiciones...
¿Saldremos a matar a los que nos matan? ¿Saldremos a violar a los que nos violan? ¿Saldremos a robarle a los que nos roban? ¿Seremos de izquierda luchando contra la derecha? ¿O seremos de derecha luchando contra la izquierda? ¿Será una lucha mundial la que nos presentará la falta de agua? ¿Volveremos a ese circo de carnes al que nos juramos no volver? El sistema nos propone desde siempre que nos situemos en columnas, en bandos, en piezas que se puedan encajar fácilmente, que se puedan adaptar a cobrar cada vez menos, a comer cada vez mas injusticias, cada vez mas bronca, y por sobre todo, mas silencios, mas inmovilidad. El sistema es un ogro oscuro que come hasta por los poros de su piel, que no tiene alma, por lo tanto sus promesas nunca son reales, por lo tanto no hay razón para quejarnos cuando no cumple con nuestras expectativas. Saldremos a imponer nuestras razones como lo haría cualquier dictador, y sin embargo seríamos los primeros en asistir a las marchas por la memoria, la verdad y la justicia.
Pasaremos frente a los ríos contaminados, pero por sobre todo frente a las almas contaminadas, y no veremos nada de nada... Esa es la idea, ese es el trabajo diario con el que la artificialidad paga sus viajes y sus sueños.
¿Hipocresía en la sociedad? ¿Juego sucio en las conversaciones? ¿Dinero que nos maneja los pasos y a veces también las sonrisas? ¿Cuerpos fríos, inapetentes de mirar al otro como a un igual? Cuidado con lo que pensamos, cuidado con lo que decimos, pero por sobre todo, cuidado con lo que intentamos cambiar, porque según dicen cada ladrillo está ubicado en su lugar perfecto, y los culpables de que se derrumben los muros van a parar a la hoguera...
A fin de cuentas no será mas que la viva imagen de un proyecto que apunta a la incomprensión, al exterminio de una clase social con la que sus productores ya no quieren lidiar, sea por medio del paco, de ajustes de cuentas, de la represión policíaca, o de la misma mirada que nosotros solemos cargar, mirada que tal vez no mata el cuerpo pero hace agonizar el alma... Solemos despreciar en un abrir y cerrar de ojos a todo lo que respira, fuimos desarrollando esa capacidad tan poderosa, fuimos puliendo nuestros misiles de largo alcance, y llegamos al centro mismo de nuestros compañeros humanos, y los marginamos, los convencemos de su inutilidad, y recién cuando los tenemos rogando por su propia muerte los destruimos...
¿Falta de amor en esta sociedad? Debo estar equivocado.