Los reyes magos no son los padres

LOS REYES MAGOS NO SON LOS PADRES


Soy del cuarenta y tantos, la posguerra...
No era fácil ser niño en los cincuenta,
cuando, prietas las filas, cara al sol
marchaban nuestros padres, derrotados,
entre marchas y ritmos militares,
en colas de un servil racionamiento.
Cuando sobrevivir era un destino
común y universal en el silencio.

Nadie pudo explicarme aquel entonces
por qué unos Reyes Magos distraídos
nunca abrían las cartas de los pobres
ni traían juguetes ni regalos.

Por eso fue un alivio al fin y al cabo
superar mi ignorancia, descubriendo
que aquello era un engaño organizado
por acuerdo común de los mayores,
que los juguetes eran de los padres
y que los Reyes Magos... era un cuento.

Alivio es decir mucho, para un crío
pobre y canijo, huérfano de padre.
Las manos de la madre eran de seda,
su regazo ahuyentaba soledades,
sus ojos encendían tantas luces
y sólo sus caricias eran fiestas.
No había por supuesto Reyes Magos
aunque a veces sí hubiera noches buenas.

Tras años de progreso y de trabajo
fui padre de unos hijos que crecieron
y disfrutaron siempre en Navidades
de un sinfín de juguetes y regalos,
que traían en santa competencia,
junto a Papá Noel, los Reyes Magos.

Los hijos me llevaron en sus risas
a tiempos que creía ya olvidados.
En ellos reviví, como revancha,
parte de la niñez que me negaron,
envolviendo, en papeles de colores
y mentiras piadosas, sus abrazos.
¡Aún veo la ilusión en sus miradas
sujetando paquetes en sus manos
y rasgando nerviosos envoltorios
mientras gritan mirando a todos lados!

Y llegaron los nietos y hubo fiesta
alargando la edad de su inocencia
inmersos sin saberlo en la avalancha
de estas fiestas pagano-navideñas.
Vuelvo a sentirme niño entre los niños
y me temo que alguno ya sospecha
o que lo sabe bien, mas disimula,
exagerando adrede su ignorancia,
haciéndome creer que se lo cree
con una fe sin duda interesada.

Y no me importa, ¿sabes? No me importa.
Con el paso del tiempo he aprendido
que los padres no son los Reyes Magos,
¡los verdaderos reyes son los hijos!


ReyesFP

​

 

Totalmente de acuerdo contigo,los verdaderos reyes son los hijos,siempre se recuerda los deseo de la niñez con alegría o nostalgia,pero cuando llegan las navidades para los hijos son tiempos especiales de dicha y felicidad,de ver anhelantes sus rostros de alegría,su ilusión por la espera aunque no sepan que es una gran mentira,un poema excelente,un beso y reputación Sandra

 

Gracias, Sandra, por tu presencia en estos versos.

Algún día llegaré a interpretar frases muy repetidas en el argot de este foro cuando en los comentarios leo otorgamnientos de "estrellas", "reputación" y no sé exactamente el alcance de esos obsequios, más allá de que parecen orientados a transmitir buenas sensaciones al publicante.

Un feliz domingo para ti Sandra.

Reyes

 

Estamos de acuerdo y te mando Reputación y un beso
¡¡¡¡Feliz Navidad!!!!!

 

Reyes
No sabes cuánta ternura me ha dado leer esta historia hermosa contada en versos,
cuantos se identificaran con ella. De mi niñez guardo en lo que me queda de memoria
guardo la dicha de los regalos navideños, aunque venían de manos de mis padres siempre
estaban rodeados de halos de magia...en mi casa no decorábamos árboles sino que hacíamos un gran pesebre, que dicha la de aquellos años que hoy por tu poesía viene a mi mente...
Ese cierre es lo más tierno que he leído
Te dejo mis felicitaciones y mi afecto sincero desde el Ecuador
Ana

 

Gracias, Rosario, por tu presencia.

Felices Fiestas.

 

Por mi pueblecito pasaban los reyes de largo, porque se habían despistado...y eso que eran magos, pero había tantos niños en el mundo. Me encanta como terminas tu poema. Has conseguido poner una sonrisa en mis labios, que perdura todavía.

Un abrazo, poeta.
Xosé.

 

Gracias, Ana, por tu amable cercanía.
Mi abrazo ya está sobrevolando los mares
desde mi levante español a tu querido Ecuador.

Reyes

 

Un reencuentro con tus versos que me ha regalado un momento de lectura muy especial, me deslicé por tu historia entre recuerdos y nostalgias para terminar con un soplo de aire fresco e inevitable ternura.

Simplemente gracias.

Un gran beso.