Lujuria

Las mujeres más lascivas,
calientes como el verano,
quiero que esta fría noche
vengan prontas a mi lado;

abrasarme de placer
en el carmín de sus labios
mientras exploran su cuello
mis dos ardorosas manos;

devorándome sus ojos
ya verdinosos, ya garzos,
bajar a la maravilla
de sus pechos regalados

y sentir la suavidad
extremada de su tacto,
su perfume exuberante,
su contorno bello y blanco;

besar después sus caderas
en torrencial arrebato,
cada una de sus curvas
con los dedos caminando

al tiempo que sus cabellos
oscuros o rubios, largos,
se mecen y contonean
con sensualidad y encanto;

atravesar el umbral
de su excitante regazo
y descubrir en su sexo
prodigiosamente blando

un tesoro por los reyes
del mundo no sospechado
que dispare la cadencia
de mi corazón avaro;

perderme en la infinitud
de sus muslos delicados,
como bombones sus piernas
lozanas saboreando,

y, por último, rozar
con gusto y deleite harto
el ámbito de sus pies
femeninos y rosados.

Quiero, además, que conmigo
ellas hagan otro tanto
y que, encima de la cama
nuestros cuerpos enlazando,

a todo pulmón gritemos
hasta asustar a los bravos
o, presa de sensaciones
arrulladoras, gimamos.

Venid sin miedo, preciosas,
y olvidad dolores, llantos,
tribulaciones, disgustos,
cargas, errores nefandos

y a aquellos estultos hombres
que bagasas os llamaron
con una voz espantable
y un menosprecio tirano.

Atended a la llamada
que ahora a los vientos lanzo,
y no veáis en mis versos
un sentimiento malsano,

mas la circunstancia obvia
y el hecho seguro y claro
de que mi voraz lujuria
con fuego os está esperando.​

 

senti y vivi la imagen...y hoy es misa...


bello es conocer ese hombre, entre mi vida..



misa, para implorar que una rosa, con su bella espina entre en mi vida...



hermoso escrito,sin duda alguna...