Lunariego

De lo inconvertible de la soledad compositora
extrañaría las entradas a los sueños:
Presencia ingrávida en primera persona,
dilataciones multiformes en los ojos de un primitivo geco.

Está allí en la oscuridad el sol que resplandece limpio;
es idéntico a la atención eximida de particulares decoloraciones.
Está aquí esa clase de luz que no provoca refracciones,
el rastro exorbitante del astro escurridizo.

Descendiendo a orillas de un arroyo de arenas
la disolución armónica de los tiempos,
y el presente, fresco, ligero, y aparentemente quieto
soltando a los pensamientos de sus cadenas.

Qué ha hecho desencadenar
el solícito valor de lo indestructible.
cambia la forma de atender la fuente de las motivaciones,
y se calma de igual forma
la sed por el hondo sentimiento.

Vuelvo la atención hacia el deslumbrante cielo,
y me parece reconocer el coalescente interdigital,
trepando por la entretejida fibra de lo inexpresable,
ascendiendo hasta un sitio en el que nunca estuve.

Dónde la prisa por privar de espacio
las concepciones que del azul cuelgan.

Cuál la alucinación,
el esclarecimiento de lo condescendible
ha de descapiralizarme del orden,
con la misma fuerza con que la rotación del mundo
se entrelaza a la transitoriedad del caos.

De qué cualidad la flecha que ha de encarnar
en tu centro el mensaje de la metáfora...

¿No es del cielo de donde se toma el aire
que alimenta la fugacidad del insostenible verbo.

Es allí a donde va de nuevo entonces
la caída de las intenciones...
Y aunque parezca de repente,
que por el hecho de salvar el punto frágil de lo ponderable;
ese lecho de aproximaciones puede también sustentar
la consecuencia íntima de lo creativo,
está claro, que para desplegar el vuelo
hay de deslastrarse de todo cuanto estuvo antes
bajo las alas retenido.

 

Excelente, interesante, me gosta tu escrito. Aunque mi comentario no sea fibra de lo inexpresable, un gussto leerte, un abrazo.