Macrobotellón

Ser Dios es como tener una mosca cojonera zumbándote en el oído.

AVISO IMPORTANTE: Soy Dios. O al menos algo que me es imposible negar.

Cuantos más decibelios quieran ponerle a esto, mejor.

No está por encima de mí ni el típico tópico de verlo todo de color de rosa.

Mientras el jurado delibera, me inflo a pastillas. Ésta es mi fiesta, señoras y señores.

Soy lo que ocurriría si juntásemos a siete mil millones de escépticos.

 

¿ Ésa es tu creencia ?
Y no es ciencia, entonces.
No lo ves muy claro.
No puedes demostrarlo...


Luego por tanto, pongámosla en duda. Es como si yo te digo que el Universo es mujer.
Y que es lógico y perfecto.





Entonces, debes conocer a la mujer, para ser Creador.

 

Está más claro que el agua, porque tiene que ver con el pensamiento.
Pero no es mi tarea que los demás lo vean igual que yo. Es más, nunca nadie lo va a hacer. Como ya te dije, siempre acabo volviendo a mi naturaleza. Estas obras son solo postergación.

 

Acabas volviendo a la Madre Naturaleza.
Y eso es Poesía.
También es lo macro, con respecto a lo micro.
Y lo micro son los seres vivos.
Ya que Poesía bebe Vida. A bebe A. Y el Infinito es Abba. Pero se compone de Poesía, Servicio, Gozo y Vida, aderezados con Justicia. Dosis amorosas de vida, para la Poesía. Y con ello, la Justicia. Porque justamente y por siempre, los seres vivos han de ser pequeños, en relación a la Madre Naturaleza. Y que ella se los pueda beber.

 

Nommo, voy a ser franco contigo.
Soy como un tahur.
Guardo muchos ases en la manga.
Tengo solo y solo y solamente soluciones para el mundo.
Y cómo no, para mí.
De cualquiera de las maneras Dios gana, solo o acompañado.

 

Pues yo soy ajedrecista.