Madness

En la verborragia muda del inmenso mar de tinta china que absorve al cielo,
tropiezas en las pocas palabras que balbuceas,
palabras enredadas como en una madeja de pelo muerto y sucio,
engendradas en una mente repleta de yuyos y malezas,
como los que crecen entre los escombros de una ciudad diezmada por una guerra,
y entre tanta esquizofrenia maldita,
sientes como ese oscuro ángel que se hace presente en esta alienada noche,
te unta suavemente la muerte sobre la espalda,
los escalofríos ya son constates,
y el techo de tu habitación gira con la violencia de un tornado,
te arrojas contra la puerta en un acto desesperado por escapar,
pero es inútil,
golpeas con todas tus fuerzas la madera que la compone,
la piel de tus manos fricciona y se quema,
y en pocos segundos los huecos de tus manos anoréxicas,
se convierten en lechos de ríos de sangre,
golpeas ya con tus manos cubiertas de sangre
pero es inútil,
ya hace tiempo que has perdido la ultima llave que abría esa puerta,
caes al suelo rendida y manoteas un cigarrillo que descansaba en tu cama,
te acuestas en el piso y lo enciendes,
tragas dos bocanadas intensas de humo,
y lo escupes con violencia intentado nublar toda la habitación,
sigues recostada en el suelo y reaccionas que estas desnuda al sentir el frío del suelo que contrae tus omoplatos,
tus pechos todavía firmes señalan el techo con el afán de llegar al cielo,
los acaricias con unas de tus manos y con la otra bajas hasta tu vagina,
empiezas a masturbarte buscando tu última gloria carnal,
gimes, te estremeces y el sudor lava toda la sangre reseca en tu cuerpo,
ya conseguido el éxtasis te sumerges nuevamente en tu cama,
te escondes tras las sabanas e intentas cerrar los ojos que te queman,
luego de varias horas de recorrer cada centímetro de las telas que te amparan del trémulo ambiente,
comprendes que el sueño es algo ajeno a tu vida,
interrumpes con un grito a la desesperación que luego la incremeta aun más,
enciendes nuevamente un cigarrillo,
y contemplas las grietas de las paredes,
tratas de ensancharlas con la yema de tus lánguidos dedos en un desesperado e inútil acto,
ensangrentado otra vez tus manos,
la sangre empieza a correr oxidando tu cuerpo,
de repente sientes que alguien toca tu hombro,
observas sobre el con el espanto de saber que siempre estuviste encerrada sola y un golpe revienta tus labios,
caes en una esquina de tu habitación casi inconsciente,
se arroja sobre ti e inútilmente quieres escapar,
y entre gritos y golpes que desesperan tu alma y ahogan tu corazón,
eres violada una vez más por la locura y el ansia.​

 

Wow... intensas palabras nos regalas... una historia interesante... llena de dolor... Gustazo leerte... saludos y abrazos... cuidate...

CrAzYmAn...(Dario)