Mágicamente unidos.

Preguntó mi fecha de cumpleaños,
se la dije y contestó que era Virgo.
Respondí que era virgen, pero no entendió.

Continuó afirmando que mi personalidad
es la de alguien pragmático y realista,
con los pies en la tierra,
pero sensible y emocional a la vez.

Que no muestra su alma como una forma de protección,
para evitar salir lastimado.

Además, que tenemos una conexión especial,
por una razón que me explicó,
pero ya no recuerdo.

Dije que no lo sabía.
Y siguió hablando.

La verdad,
no creo haberla escuchado después de eso.

Pero igual, nos por acostarnos.
Y cuando terminamos,
pensé en lo que había pasado.

Creí haber sido injusto
y que tal vez debí decirle otra cosa.

¿Pero qué?

Que somos carne y huesos
ardiendo desde dentro.
Y lo estúpido de signos, horóscopos y esencias.

Qué importa si Júpiter se alineó con Saturno.
El día que mi madre gritaba de dolor
por querer sacarme fuera.

Cuando lo que me interesa
son tus piernas,
sin excusas sobre un mapa de estrellas,
un 31 de agosto.

Sí, quizás tuve que decirlo.
E irme.
Pero no lo hice.