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Maleza, catedrales y océanos.

Tema en 'Poemas sociopolíticos y humanitarios' comenzado por FernandezOrmeno, 15 de Marzo de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 478

  1. FernandezOrmeno

    FernandezOrmeno Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    8 de Marzo de 2010
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    Aferrada está la maleza hacía tiempo
    A la médula del ritmo de la vida.
    Pasó a ser parte inconsciente de los días
    Y callada drena la esencia del hombre.

    ¿Te has visto arrollado por esa sombra
    Que avanza entre la bruma de la rutina
    Exigiendo que el universo se cuadre
    Con la canción narcótica de los velos?

    Pasa con voz grave y te incita a borrar
    Las líneas que traes desde tu nacimiento.
    ¿La has oído en tus pesadillas disfrazadas
    O la has leído en las palmas de tus manos?

    Eres de ojos buenos, como todos lo fuimos.
    Deberías huir a encender un buen fuego
    Al lugar cercado de vientos que tienen
    Los hombres antes de cerrar la mente

    Y calmar el instinto primitivo
    Que brota cuando te has lanzado
    A las curvas oscuras del camino
    Sin la yesca que manejan los sabios.

    Si vuelves, debes tener los ojos pétreos,
    Porque así lo exigen todos los santos
    De las catedrales monetarias del mundo,
    Así no ves la sangre que brota de tu andar.

    Si vuelves, hazlo cuando te pudra la ira
    Y seas capaz de comer la carroña
    Apilada en el valle de tus sueños
    Sobre el trofeo fulgurante de tu vida.

    Si no vuelves se cerrarán los mercados,
    Pero el viento te guiará a las aves
    Y las aves a tu propia estrella diurna
    Que en secreto te enseñará el ars moriendi.

    Eres de ojos buenos, como todos lo fuimos.
    Deberías huir a encender un buen fuego,
    Porque es muy distinto morir navegando
    Que navegar muriendo si has soñado el mar.

    Hay demasiado para no dejarse arrastrar,
    Desde un sol lejano hasta un agudo sable,
    ¿Pero de qué sirve tener los ojos brillantes
    Si no eres capaz de distinguir tu relieve?

    Puedes tragar asquerosamente todo
    Lo que se sirva en la costa de tu frente,
    Puedes negar las veces que el himno lo permita,
    Y matar cuanto enemigo aparezca adelante,

    Al final los gritos vacíos se pierden
    En la magnificencia de los océanos,
    Quizás lo repitan por un tiempo las arañas,
    Más nunca serán cantados en los sueños de nadie.
     
    #1

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