Manifiesto.

Inefable parece darle forma a un vocablo
al que puede recurrirse
para significar a cualquiera que sea la cosa
-tan imposible de explicar-,
una palabra
que existe como imagen de algo que se ve
pero sin un nadie para describirlo,
las palabras
son el motivo de todas estas escenas que atestiguo mientras vivo,
de todo lo que percibo al aislarme como uno solo,
por creer en mis inverosímiles estados emocionales;
la palabra, motivo único del delirio.
Creamos una realidad diminuta
y la guardamos dentro del cráneo,
contemplarán acaso
la magnanimidad del cinturón galáctico en la cadera del infinito.

Andan desprendiéndose los axones neuronales
aquellos con el rostro corrompido por el corrosivo llanto,
en esos aquellos
quepo seguidamente, a veces.
Rayos de sol exiliados del cubículo
nunca penetran el pecho nuestro
para teñir de fotones la coraza cardíaca.

No confundo la soledad con estar solo,
no asimilo al estar solo como un momento sin bípedos alrededor,
porque rebalsan en algunos momentos
e igual puede haber un quién
que se sienta incomprendido por no entender
cómo hacer para no doler en el recuerdo ajeno
si es que uno siquiera lo considera.



Descubrí el porqué de esta forma de la locura que mueve al todo que me rodea,
resulta que estuve teniendo temor a descubrir que estaba teniendo temor a querer ser lo que soy al mismo tiempo creía ser el ser, mientras aspiraba (todavía aspiro) a ser lo que imaginaba ser.

 

Excelente la emocionante calidad del arte soberbio y maravilloso.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.