Manos a la obra.

Tu triunfo, servido en bandeja.
Es muy fácil subir al escenario.
Agarras el micrófono y te meces,
en esa hamaca de la fama, que cuelga entre dos palmas datileras.


No obstante, el talento es una utopía.


Lo tienen algunos, y de ello, hacen gala.
Todos estamos fundidos, en cada Momento.
Somos muñecos con aliento de vida, que esquivan balas.
Pues hay peligros, y unos presupuestos generales del Estado.


Sufrimos para gozar. Trabajamos para vivir dignamente. Dormimos para descansar.





Hacemos el amor, para reproducirnos. ¿ Siempre ?
O puede haber Sexo sin compromiso matrimonial...
En cuyo caso, ¡ Somos libres ! Y no esclavos de la Santa madre Iglesia.
¡ Oh, la Biblia y el Corán ! El Catecismo. O la Imitación de Cristo, según Tomás de Kempis.


Yo me siento poderoso, con mis versos. A la Buena Nueva os invito.


¿ Sois conversos ? Es Servicio al prójimo, para no mirar tu propio ombligo.
El ombligo de la dama, será el motivo.
El ombligo de la esposa, ahí, tu mirada.
Entonces, el otro se vuelve más interesante. Es tu cliente. ¿ Tienes un negocio ?


¿ Necesitas un socio ? Pongámonos manos a la obra.