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Tema en 'Poemas Generales' comenzado por El Poeta del Asfalto, 3 de Noviembre de 2007. Respuestas: 0 | Visitas: 571

  1. El Poeta del Asfalto

    El Poeta del Asfalto Poeta adicto al portal

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    Hombre
    Atareado, aceitado, confundido
    Habria que revisar el cirucito de las ganas
    Caminar corriendo, cinco para las ocho
    y ya en su puesto.

    Estrambótico,
    automático.
    Sonrisa, saludo y a seguir para el fondo
    a cambiarse.

    Repetido, cansado,
    ignorante,
    transistorizado

    Infravida,
    Cuasi-humano,
    ligeramente máquina.
    Ligeramente,
    no del todo.
    Sólo de los hombros para arriba

    Somos de esa gente a la que se le mezcla el trabajo y la vida
    y más trabajo
    Ring ring, constante.
    Ganas de insulto,
    “Buenos días”,
    hablar metálico por un tubo,
    sostenido entre el cachete y el hombro,
    mientras seguimos contanto piezas
    con las manos.

    El interno sonó tantas veces en esta hora
    que ya no recordás lo que te olvidaste que estabas haciendo.
    Viene con “la pálida” Rubén,
    “El pibe que entró ayer,
    no sabe nada.”
    El cliente llamó, desde Chubut,
    todo al revés de cómo estaba indicado,
    hay que quedarse a rearmarlo.
    Todo oral,
    nunca papeles,
    nunca nadie firma nada.

    Cambió el plano, con todo ya hecho.
    Nueva lista de precio,
    (¿habrá bajado?)
    Todo de nuevo, prolijo y para mañana.
    Calidad total,
    mentira absoluta.
    Jubilación traslúcida,
    seguro de muerte,
    vacación de tumba.

    El interno suena otra vez,
    ¿y cuántas van?
    “Señor (¿me hablará a mí?), se quejan de la obra,
    le paso la llamada.”
    “¡Mandámelo así nomás,
    carajo,
    que ya no hay tiempo para nada.!”

    Métase el procedimiento en la oreja,
    y dése la cabeza contra las paredes de la duda.
    Funcione o no,
    le llamarán la atención de todos modos.

    Pues la incongruencia está al mando aquí,
    quien menos hace más aconseja,
    quien más se queja, menos colabora.

    Y yo,
    “¿Dónde puse la birome?”
    “¿Dónde iba esto?”
    “Ya estamoa a veinte,
    ¿cuándo nos pagan?”

    “Preguntále a Sergio, que Mariana no sabe.”
    “El jefe esta en una reunión importante.”
    “Hablámos el lunes, que me tengo que ir...”

    Hoyo en uno,
    nos la embocaron de nuevo...

    Dénos su nombre y apellido si se acuerda.
    Deje el cerebro en un plato y únase a la máquina.

    Tendrá derecho a ver reflejos de su vida pasada,
    y a su prole, de vez en cuando.
    Tendrá solucionado su aversión al tiempo libre y al vacío.
    Tendrá una cierta suma asegurada,
    es decir, digamos,
    “bastante”.
    En monedas, billetes, cheques, y entradas al circo,
    religiosamente,
    del cinco al veinticinco.
    De este mes,
    o del que viene.
    En fin,
    usted sabe:
    “Un número interesante.”
    que vendría a redondear una suma,
    digamos,
    “importante”,
    en números redondos.
    A cambio de su obediencia ciega,
    de entregarnos su licencia de persona.


    (Ya lo retrató Chaplín en la película, creo, "Tiempos modernos",
    ponganse el mameluco, compañero trabajador precarizado,
    y bienvenidos a la máquina.)
     
    #1

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