Más del camino a la nada.

Soy el sueño melancólico de ayer.

Soy Imágenes maravillosas, sentimientos totalmente nuevos.

Soy el déjà vu de la carcoma que no conocerás.

Soy sobrante de piel si estoy falto de minutos.

Soy el imán que atrae pétalos disecados.

Colección de mariposas quietas como jazmines.

Soy egoísta, no te vas a desprender de mis uñas.

Siento hacerte daño para subir escalón y peldaño.

Modesto andar femenino, personal sin tocar la guitarra.

Grito de fuerte fruto seco cálido, repugnante sin luz.

Flashes me mandan las estrellas, quisiera frases.

Tú, dime que soy bella mientras usted una simple doncella.

Sin tomar hortalizas me sigue pegando la brisa.

Me bailan las orejas y los pies, quizás te mire al revés.

Mi abdomen me quita la respiración, qué mal me siento sin alcohol.

Siempre con una botella, no bebo cualquier cosa.

Ingerí dulzura y añoré horas de miel, dulces y sin temer.

Necesito de muchos porque no soy poca cosa, muy rencorosa.

Timidez ingrata sin soportar una sola errata estando en pie.

Herido de tobillos, rodillas y muñecas de nunca soportar cabeza en mi hombro.

Agarre de palabras blancas de quien me quiso.

Sigo guardando las negras en el baúl del pitoniso.

Aprendí los escondites, cauto para no tocar el acetites.

Arroyo azul, morado sombrero del más teatrero duende prejuiciado.

Perjudicado y depositado ante el descaro de tapar sus secretos.

Tranquilo como un mimo inactivo, vicios insanos me han matado.

Escribo mi testamento para cuando sobreviva, me queda toda la muerte por delante.

Prefiero andar de lado, darme cuenta del abismo pero siempre ser el mismo.

De espaldas al sol, protector e inestable.

Corriendo parado tras achicharrar los cables.