¡Más maderaaa!

Que sus mascotas tragaban
las broncas que ellos tenían
por las que mucho sufrían
y, como siempre, callaban.
Las pobres no procesaban
que los humanos a palos
pueden ser bastante malos
y no perdonan errores
convirtiendo sus temores
en terribles varapalos.

 

Con otros aventureros
ascendí yo al Himalaya
que, aunque presentó batalla,
no supuso grandes peros.
Nos sobraron los aperos,
el oxígeno y los guías
y hasta algunos de los días
para hacer tal ascensión
en modo de procesión
por nevadas autovías.

 

Por nevadas autovías
ella conduce el camión
poniendo gran atención
al hielo. "Si te desvías"
dice "pueden pasar días
hasta poder dar la vuelta".
El volante nunca suelta;
con mucha gracia maniobra
esquivando otra obra
mostrando actitud resuelta.

​

 

Mostrando actitud resuelta
se sentó a comer primero
—yo de allí era el mesero,
a tanto daba una vuelta—,
con una mujer esbelta
muy delgada y de estatura
perfecta; gran hermosura.
Mas, comía con ademán...
Bebía como alemán...
Se murió al ver la factura.

​

 

Diciendo sólo un amén
aceptó su cruel destino,
y la rabia sobrevino
pues le trató con desdén.
Le habría tirado al tren
pero una emoción oculta
que resultó ser adulta
evitó el error fatal
contra aquel municipal
tan solo por una multa.

 

Tan solo por una multa,
por llevar en el bolsillo
medio gramo y un pitillo
al volver de la consulta
me ha detenido esta inculta
agente de policía.
Me lleva a comisaría
y me llama sospechoso
de ser alguien peligroso
para la ciudadanía.​

 

También tomo alguna foto
de tu tío barrigón
junto a ese primo felón,
pandillero que anda en moto.
Y tú, reina, Flor de Loto,
no te hagas la pelotuda.
¡Qué familia, bigotuda,
suelta ya mi afeitadora!
Te sientes tan seductora
como vampiresa viuda.

 

Como vampiresa viuda
me vi con este vestido
es que muchos me he medido.
El rojo es mejor sin duda.
Por tener alguna muda
me he metido en este aprieto
yo tengo el closet repleto,
pero son de los ochenta
y ya ninguno me sienta.
En que problemas me meto.

 

La joroba se sacuda
y me deje aquí tumbado
encogido y remendado
sin que llegue más ayuda.
Ahora que es más menuda
ya no tengo más tropiezo
solo me levanto y rezo
le pido a Dios y a los cielos
no tenga yo más desvelos
que así termino así empiezo.

 

Que así termino, así empiezo
yo: sin la menor idea
cualquier cosa. Pero vea
que lo intento; como el lienzo
que me puse a hacer, menso,
de forma experimental,
cual quedó más racional
que una piscina de aceite.
Ridículo es mi deleite.
Ojalá fuera letal. ​

Disculpad, me había saltado un mensaje.

​

 

Ojalá fuera letal
el perfume de una rosa
tus alas de mariposa
y tu risa angelical.
Ojalá seas final
de la luz que ven mis ojos
y el agua en tus labios rojos
lo que beba en mi partida.
¡Maravillas de la vida,
mis imposibles antojos!

 

Mis imposibles antojos
son tu boca y tu sonrisa
que llegan como la brisa
y se acunan en mis ojos.
Añoro tus labios rojos
que fueron mi manantial
dulzura, pasión letal
que perduran en mi piel
y como gotas de miel
son de mi, néctar vital.

 

Son de mí, néctar vital,
como lo es un buen tequila,
que a mis penas aniquila
de una manera total.
Disculpen por lo informal
que hago en este analogismo,
carente del preciosismo
de la anterior espinela.
Pasa que en esta secuela
opté por el humorismo.

 

Con lo dulce de la miel
regreso a esta espinela
mi corazón lo que anhela
es serles por siempre fiel.
Y pintar con mi pincel
los versos que aquí se crean
para que todos los lean
y se sientan muy felices
comiéndose las perdices
por las que tanto pelean.

 

Por las que tanto pelean
el yin y el yang de mi mente
a veces me noto ausente
entre los que me rodean.

Las ideas merodean
el pasado y el presente,
lo inusual y lo corriente,
y me metamorfosean

los conceptos sin piedad.
Así es la cosa, mi amigo:
me invade la confusión.

Debe ser la soledad
(o estar a solas conmigo)
que me quita la razón.

 

Que me quita la razón
comprobar que Ermenegildo,
a quien de brillante tildo,
ha escrito de refilón,
con la ayuda del ratón
un sonetillo sincero
que merece y eso espero,
tener otro día en mente
una idea más decente
que la que ahora refiero.

 

Que la que ahora refiero,
esa dama del vestido
que es glamoroso alarido
de la nueva moda en cuero,
viuda del sepulturero,
no tenga dudas, amigo,
que enamora hasta el ombligo,
coxis y peritoneo.
¡Y no es solo su meneo
y esos cabellos de trigo!

 

Y esos cabellos de trigo
que relucen como el sol
se fabrican en un bol
con colorante de higo.
Es cierto lo que ahora os digo,
todos lo tenemos claro,
no es que pongamos reparo
a los cabellos oscuros
con fama de ser muy puros
pero nos gusta lo raro.

 

Pero nos gusta lo raro,
excéntrico y estrambótico,
lo mordaz y lo psicótico
en este mundo sin faro.
La institución del descaro
es este mundo virtual.
Te normalizan el mal
con memes superficiales
y comentarios bestiales
como si fuera normal.

 

Como si fuera normal
ya todos mis dias son noches
de sabados y derroches
de lo que no sé hacer mal:
el fingir que me da igual
de la vida, el vinilo
en el que pendo de un hilo
musical, borracho y triste.
No soy poeta, soy el chiste
de este cuchillo sin filo.​

 

Movimiento de impulsión
has de hacer con las aletas
así hacen los atletas
con más aceleración
por ganar competición.
Así harás menos esfuerzo
y harás un paseo terso
en Tulum, sus claras aguas
cuando vayas en piraguas
y en el mar estés inmerso.
​

 

Y en el mar estés inmerso,
Bin Laden, a dos mil brazas,
teniendo como mordazas
quintales de agua, disperso
bajo un gran peso perverso
de sal que todo licúa.
Pero el mito se acentúa:
las ideas no se matan,
dijo un sabio, se dilatan.
La leyenda continúa.

 

En grandes islas flotantes
parezco estar en tus brazos.
Del solitario, dos trazos
tristes e insignificantes
quedan, pero agonizantes
se disuelven en tus ojos.
Hasta tus simples enojos
disfruto, tus desmemorias
de mis pesadas historias
y tus graciosos antojos.