¡Más maderaaa!

Solo vive para ti
el Marqués de Santillana,
serás rica cortesana,
yo de celos me morí
cuando en sus brazos te vi.
Tu sonrisa era radiante
con un noble tan pujante,
mientras tanto le cantabas
pues con él me olvidabas.
Es un tipo petulante.

 

Es un tipo petulante
jactancioso y engreído,
presuntuoso, creído...
y a mí me carga bastante.
En el fondo, un ignorante,
que cuando abre la boca
casi siempre se equivoca.
Se torna en un basilisco
y casi te da un mordisco
si la risa te provoca.​

 

Si la risa te provoca
el gemido lastimero
del pobrecillo cordero
al que vida queda poca
es que estás un poco loca
o qué de hambre te consumes,
tostadito lo presumes
muy dorado, muy crujiente
y por dentro reluciente
con olores de perfumes.

 

Con olores de perfumes
no querría yo el cordero,
mejor que huela a romero
con el que un poco lo ahúmes
y en todo caso le sumes
un poquito de tomillo,
haz cortes con un cuchillo
y en la carne se lo metes,
luego después no te inquietes,
porque es un plato sencillo.

​

 

Porque es un plato sencillo
si cocinas con esmero
mejor lechazo a cordero
por estar más tiernecillo.
Ni romero ni tomillo,
aceite, ajo y al asado
hasta que quede dorado,
no quitemos su sabor
con las hierbas de rigor.
Ya verás que resultado.

 

Algún amigo lo viera,
¡cuántos corderos asé!
Y lechones, vea usté,
¡pa' eso quien me supera!
Supe salir campo ajuera
a carnear en esa pampa
a cuanto bicho con guampa
se arrimara cerca ‘el lazo,
y sino, con un chuzazo,
porque a los tiros es trampa.​

Me he levantado muy gaucho hoy.

Ajuera = afuera
Guampa = cuerno
Chuzazo = lanzazo

 

Porque a los tiros es trampa,
no hay honor en escopetas
ni tampoco en bayonetas,
maldita sea tu estampa,
ten cuidado con el hampa
no te soplen en la nuca
si tu servicio caduca,
no tienen miramientos
son animales violentos
ni Julie Andrews les educa.

 

Ni Julie Andrews los educa
ni los despena Scarface:
son los adictos al Face
que el seso se les trabuca
cuando lo intonso machuca
la razón y el intelecto.
Yo no soy hijo dilecto
de la crema intelectual
pero se cuando hace mal
un cíber-engendro infecto.​

 

Un cíber-engendro infecto
me atacó mientras dormía...
Qué pesadilla tenía
escuchando al interfecto
con su silabeo imperfecto,
hablar de bolsa, valores
y de diablos voladores.
Es que era cíber y "cíbor",
y me hablaba del euribor.
A mí me dieron pavores.​

 

A mí me dieron pavores
esa alimaña y tu sueño.
Del mundo, parece el dueño,
deja el orbe en estertores
mientras sabios y doctores
ni saben que está pasando.
¿Los gobiernos? ¡De otro bando!
Les interesa el bolsillo.
Yo me quedo con el pillo
que anda gallinas robando.​

 

El botín pasa a sus barcas
y el pueblo es estibador,
que en su penosa labor
sigue engordando a oligarcas.
¡Ni siquiera desembarcas,
eres grumete y esclavo!
La cruz, corona y el clavo,
todo ellos lo proveen.
De estas larvas, no se quién
ha de dejarme un centavo.​

 

Ha de dejarme un centavo
pues no tengo ni pa´pipas,
así el hambre me disipas
porque yo no gano un chavo.
Hasta el toro todo es rabo
y se acaban mis problemas
solucionas mis dilemas,
necesito un bocadillo
al que hincarle mi colmillo
A estas horas mismos temas.​

 

A estas horas mismos temas
se me acaba la inventiva,
el sueño siempre me esquiva,
no me gasto en anatemas
con el insomnio no remas,
pareces un alma errante,
ni siquiera un caminante
que ha perdido su destino.
¡Venga ese sueño mezquino
que me adormezca al instante.!

 

Que me adormezca al instante
yo le suplico a Morfeo
con taimado coqueteo
pues quiero hacerlo mi amante
o mi caballero andante;
la cuestión es conquistarlo
para poder dominarlo,
que el insomnio me abandone
y ansiedad no me ocasione...
¡Qué gusto solo pensarlo!​

 

¡Qué gusto solo pensarlo!
inmerso en cálida cama
que limpia y dulce te ama,
y durmiendote soñarlo.
Es sentir para contarlo,
mi refugio con placeres
¡mi gran secreto tú eres!,
mi casilla de salvado...
y amanecer renovado
entre todas las mujeres.

 

Entre todas las mujeres
me parece un eccehomo
destrozado como un cromo
él buscaba más quereres
y adquirió nuevos saberes
Te cuidado dónde metes
a congelar los filetes
no vayas donde castigan
a los que el amor mendigan
o te pondrán los grilletes​

 

O te pondrán los grilletes
y en las manos las esposas:
en la vida nunca hay rosas
si bailas con firuletes.
Fíjate donde te metes,
o te arrastran por el lodo;
en la lucha codo a codo
siempre lleva más ventaja
el que se encierra en su caja,
no el que muestra saber todo.

 

¡cedes o a solas te mueres!
¡grilletes, yugos, esposas...!
y no sé cuántas más cosas,
¡yo sólo hablé de placeres!
de dulces amaneceres,
de bonitas sensaciones,
del amor y de emociones,
de mundos con otros dueños
y de la vida entre sueños...
¡y me echáis a los leones!

 

Y me echáis a los leones
aunque yo soy inocente;
nunca pasó por mi mente
aprovechar ocasiones
ni agraviar con mis acciones.
Me encuentro vilipendiado
destruido, agraviado
por esas voces malvadas,
traidoras y malhadadas...
¡Me habéis hecho un desgraciado!
​

 

Hasta calmar vuestras furias

no cejará con su empeño,

porque no le quita el sueño

la saña de esas injurias,

nacidas de almas espurias.

No le importan los agravios

ni el veneno de sus labios;

que lanzan esos tiranos

ni los golpes de sus manos

para vencer a los sabios.

 

Para vencer a los sabios

basta con una sonrisa;

con eso tendréis la visa

junto con los astrolabios.

No prolonguéis con resabios

el trayecto de la nave,

porque asegura el que sabe

que alcanzaréis la otra orilla,

donde el sol radiante brilla.

¡Seguid el vuelo del ave!

 

Seguid el vuelo del ave
de alondras de verso vivo
que liberan al cautivo
del amor que no le cabe,
de la cadena sin llave
del grillete y de la reja,
soledades que refleja
ese pobre condenado
por los besos que no ha dado.
Más valía una colleja.

 

Más valía una colleja
en lo alto del cogote
para que salgas al trote
sin proferir ni una queja,
que me has dejado perpleja...
Con tus versos tan aviesos
tortuosos y traviesos,
aunque precisos y exactos
y a veces un poco abstractos,
te devanaste los sesos.​

 

Llevados por los aurigas
que enaltecidos y fieros
con sus caballos ligeros
dirigían sus cuadrigas,
con evidentes fatigas,
llegaron hasta la cumbre
presos de la incertidumbre...
¿Entre tanto cuerpo inerte
encontrarían la muerte?
¡Ay, Señor, qué pesadumbre!


​