Más vale foca, que la mucha hoja de coca.

Estuve a punto de conseguirlo,
y sin embargo, no consentía
vender mi alma al Diablo.
Será porque la cara es el espejo


del alma. Y se me vería desde lejos,


¡ Mirad, es un ídolo de masas !
Diría la gente, postrándose ante mí,
con la intención de adorarme.
Tendría que apartarlos a puñetazos


y patadas; con lo cuál,


alguno habría que despertaría
del hechizo mágico, y para sorpresa
suya y mía, me estamparía
una maceta de geranios rojos,


contra mi frente. Partiendo el tiesto


en varios pedazos. Y haciéndome
a mí, sangrar por cabeza,
nariz, ojos y boca.
¡ No llegará ese día !


Antes, prefiero aprender a mantener


en el aire, un balón de playa,
con la nariz, siguiendo la pauta,
en el circo y en el acuario,
de algunas focas.

 

Ser un héroe es complicado.
Siempre tienes que ir bien peinado.

 

Vivía un Mago de Oz.




Que movía las orejas como ningún otro can, en la galaxia...


Pero nunca vendió su alma, al mejor postor.
Porque el talento, a veces, es cuestión de suerte.
Pero la suerte, también podría ser cuestión de talento.





Como concluyó Jacinto Benavente.

 

Así que suerte y talento van unidos.
Se puede tener suerte y no tener talento para nada y se puede ser talentoso y no ser afortunado.

Creo que como niña prodigio que soy,
nací con el talento incorporado.
Tengo un talento innato.
Todo lo que toco,
cago.
Respecto a la fortuna,
la sigo buscando.
Toco y llamo a todas las puertas.
Pido que me den un algo.
Tú abriste.
¡Éso es suerte!
que no te cierren en las narices y que te abran siempre

El talento puede nacer o ser incorporado,
pero la suerte es tener siempre a un amigo a ti pegado.

 

Pues sí.
Hay que tener suerte y talento.





Para poner en marcha la lavadora.
O para llevar a los cachorros, al colegio.





O si quieres entrar al Bar, y disfrutar de una tertulia poética, o de un partido de fútbol televisado, o de una partida de billar americano...





Porque diversidad es Amor, y no debemos discriminar a nadie.
Ni siquiera a nosotros mismos.

 

Me pido ser la rana Gustavo.

Encantada de ser besada.
¡Eh!
¡Qué suerte!
Tu lengua de Nommo no tiene pelos.

Perdóname,
No puedo quererte ni poseerte.
Todavía no me aprecio lo suficiente.

 

Ahora, el semáforo soy yo. Bueno...
Ese chiste se lo oí a Paz Padilla, por Televisión:





<< La llamaban la Semáforo, porque a partir de las 12 de la noche, no la respetaba nadie. >>


Luego, Paz Padilla intervendría en la comedia televisada, Aladina.
Entonces, ¿ Hay Magia en los semáforos ?
¿ Hay Gozo, si no ?
Esencia, entre la presencia y la ausencia.
¿ Alegría, celeridad, dinamismo, puntualidad, prontitud ?





Me gusta ser yo, rojo, amarillo y verde. Te lo agradezco. Sinceramente...