Masaya

¡VIVA MASAYA, CIUDAD DE LAS FLORES!

Masaya, ciudad alegre y festiva, tus hijos te honran con su música, danza, pintura, artesanía, gastronomía y poesía. La bella y cautiva ciudad de las flores, que con el volcán Masaya y su laguna, el Coyotepe y la Barranca son historia de su valor. La Masaya come yuca.

Bombas, cohetes y morteros anuncian tu esplendor. Al son del teclado de ñambar sacudidos por los bolillos ancestrales con la guitarra y la guitarrilla enarbola el alma y el encanto de tu india bonita que baila a San Jerónimo doctor.

Hombres y mujeres laboriosas que al rayar el sol llevan al mercado sus productos. Bananos, mangos, mamones, pitahaya, naranjas, melones, limones, papayas, guabas, etc.

El artesano del calzado crea una deliciosa pieza de cuero napa para que sus pies caminen con suavidad.

Las dulcerías con diversidad de sabores nos endulzan el paladar con cajetas de coco rosada y negra, cajeta de leche, de sapoyol, sus inigualables piñonates, coyolitos, huevos chimbos, manjar, cajeta de frijol, alfajores, caramelo de nancite, lecheburras, caramelo de coco, maní y el chibolón, cajeta negra, cajeta de pata, bien me sabe, turrones, atol, atolillo, arroz de leche. Y mucho más

La señora con su delantal impecable metiendo al horno las rosquillas, las espanadas y el bollo que te las venden envueltas en hoja de plátano.

Comprar el pan en la panadería de los extinto Luís Graneras o Tina Meza, o donde las Meneses pan caliente salido del horno. Pupusas, rosca bañada, pan de molde, galleta azucarada, galleta granadina, polvorones, etc.

Llegar al parque central y tomarse su respectivo guacalito de atol salpicado de canela en polvo. Sino, un delicioso baho con una cumba de guste, un helado de limón.

Encontrarse en una esquina a los amigos de antaño y hablar de los años idos, de anécdotas pasadas e inolvidables remembranzas.

Dar una vuelta en coche jalado por caballos, pasear por el malecón, San Jerónimo, Monimbó, San Juan, San Miguel, el barrio loco, la calle diriega, o la calle cristal.

Muchas cosas más, como ir al Mercado Roberto Fernández dónde encuentras todo lo que necesites, desde una tachuela hasta todo los implementos para hacer una casa.

No deben de perder la oportunidad de comerse unos tamalitos rellenos, yoltamales o unos tamal pisque con queso fresco y una taza de café negro.

Les recuerdo también los refrescos de la temporada como es una Pitahaya con limón, una chilla con tamarindo, fresco de grama, arroz con piña, fresco de linaza o ya no se diga un pozol con leche y un triste batido con molinillo y con anillo con mucho hielo.

Mis queridos amigos disfrutemos de esta pequeña gran ciudad que con mucho cariño recibe a todos.