Matahari

A Margarita Gertrudis Zelle,
vivió intensamente y murió de pie,
mirando a la cara a sus pobres verdugos.​

Acero que a robar la vida invoca,
El sable estulto del general ocioso,
Acero en las cabezas y en las botas.

Más veloz que la muerte, su mirada,
Cruza el aire siniestro y vaporoso,
Y clava su perdón como una espada.

Acto final perverso y homicida,
Hombres que yerran el lance ignominioso,
Ellos pierden el alma, ella la vida.

 

Precioso, muy rítmico y filosófico, ¡Lo tiene todo!. Un abrazo, amigo poeta Alberto. Manolo.

 

Una historia digna de ser rescatada, una mujer con mucho arrojo para la época difícil en la que le tocó vivir. Felicidades por el poema, breve y muy contundente.

Saludos,

Palmira

 

Ayer justamente me enteré que sólo encontraron tres disparos en el cuerpo de Matahari. Tres de doce.
¿Quien se atreve a matar la belleza sabiendo que pagará el precio de su alma?