Me despido

No podemos funcionar como amigos,
mucho menos como amantes,
entonces, la respuesta está clara,
pero sabes que eres como yo y
la próxima vez tendremos que ser mejores.
Hasta ahora, no tengo idea de quién eres,
sí, de quién fuiste,
pero ahora no sé tampoco quién fui yo.

Voy a dejarte por enésima vez,
te complico la vida al aparecer,
te abandono con tus trabas no resueltas,
vicios, máscaras y cobardías.
Me despido del mundo que me sumiste;
después de haber surgido del mío,
que quizás fue peor o igual que el tuyo,
con dificultad y determinación decidí emerger y
abandonarlo como un agrio momento.

No pretendo volverme a perder,
y te perdí hace tiempo,
tú lo hiciste al siquiera pensar
que otra podía reemplazarme,
así que te digo adiós,
aguardando que detengas las contraseñas,
las llamadas madrugadoras se ausenten al fin
aunque sea mi mayor anhelo cada día.

Tuve suficiente de estas oscilaciones,
pensando en qué decir,
maniobrándote implícitamente
para que decidas lo que me hace sentir mejor o
lo que me provoque un poco más de alivio,
por el tan sólo hecho de sentir que me lo debes,
después de tanto desconsuelo ocasionado.

 

Acompaño con la comprensión de la despedida, que aunque se necesita desesperadamente, no hace otra cosa que aterir los intentos dolorosamente. Quizás el tiempo, quizas la propia ausencia del uno mismo... Quizá, como ha nombrado usted, el desconsuelo ocasionado. Usted ha versificado lo que yo pensaba. Gracias