Me han recetado un exorcismo

No recuerdo ya mi nombre de pila,
ese nombre que naufragaba en lutos,
que conoció desgracias en primera fila
y siempre me entristeció cada dos minutos.

Era un nombre con imán para los desvaríos,
con imaginario para las malas lenguas,
me saludan siempre las corrientes de ríos
que hablan de mí, con filo y ganas buenas.

Atravesé mil entierros, aluciné con girasoles,
me llaman Victoria, los que saben de mí,
los que no me abandonan a dos soles,
los que saben mi historia y ayudan a reír.

Bueno, sí, claro, eso no lo discuto,
obviamente tengo mucho de depresión,
pero nunca falta algún disgusto
con los que alardean de buen corazón.

Que mi presencia no te invite a callarte,
me han recetado un exorcismo,
para saludar de diente al que pone el arte
en glorificarse a sí mismo.

En este momento, la lucha la ganan mis demonios,
mis ángeles duermen padeciendo de frío,
estoy sonriendo, eso sí, tengo insomnios,
cuatro gatos, dos lunes y un sueño que no es mío.

 

Muchas gracias por tu linda visita. Saludos. Un placer recibirte por acá.