Me quieren, pero no, pero sí...

Vueltas y vueltas da, la escalera de caracol.
Estoy subiendo y suplicando.
Voy a cuatro patas, como una enredadera.
Quiero aristocracia. Ser noble, y no ruin. Necesito un ascenso.


Y la margarita se deja deshojar. ¿ Me quiere, no me quiere ? Escalón a escalón.





Pétalo a pétalo.
Ni contigo, ni sin ti...
Cada uno sale por las suyas, para que albergue mérito, dentro de su Libre Albedrío.
Me pasa como a Jack Lemmon, en la película El Apartamento.


¡ Me relaciono con los jefes supremos de la empresa !


Llegar a ser maduro, y persona de integridad y honor, con fundamento.
Rico, rico, o sabio, sabio.
No me importa de qué manera.
Pero yo compartiré mis ganancias y mis beneficios. Exhibiendo mis atributos.


Alguno pensará mal de mí, entonces. ¿ Soy prostituto ?

 

Siempre que la ambición nos lleve lejos sin dañar a nadie que importa que nos lacen epitafios los envidiosos , ... Me encantó leer tus versos amigo ...

 

Gracias, amigos. Lo que quiero decir es que somos seres actuando en un sin-fin, que es como una escalera de caracol. Y que eso lo podemos disfrutar. Incluso aunque la gente llegue a pensar mal de nosotros. Nos estamos exhibiendo, a cada instante. Estamos expuestos, para bien o para mal. Alguna vez, tendremos que admitirlo. Que somos singularidades que arden a billones de grados centígrados, de fiebre. Lo que pasa es que ser pelota de Golf ardiente... Es como ser estrella, en la lejanía. Que sí, que tiene su importancia. Pero no es el Sol.

 

Pedir ser rico y sabio, interesante, no estas satisfecho y a lo mejor es el sentir de muchos de nosotros. Me gusta la idea de que podamos superarnos, quizás este sentimiento te impulse lejos, hacia donde debas y quieras estar. Saludos Nommo

 

Estoy aprendiendo de los delfines. Yo quiero cantar junto a ellos. Porque sus ecos son sanadores. Me gustaría tener, además, don de gentes. Ser socialmente, habilidoso. Para poder hacer reír, al respetable público. Subido, encima del escenario. Pero vuelvo en mí, después de imaginarlo todo, y me miro al espejo. Soy una carta de la baraja. Soy un naipe, simplemente. Un trébol. Intuitivo y vitalista. Amigo de picas y de corazones. Probablemente, todos nosotros seamos hijos del diamante.

 

"Que sería de tu felicidad, radiante astro, si no tuvieras aquellos para los que brillas."