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Medievo sin fin

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por hanslothar, 4 de Agosto de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 332

  1. hanslothar

    hanslothar Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    4 de Febrero de 2009
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    Ya tanto tiempo hace
    que perdí el rumbo de tus pasos,
    ya tanto tiempo hace
    que salí de mi reino de cortesanas
    para embarcarme contigo
    en el sueño hermoso que querías.
    Con mis manos y tu ayuda
    levanté este castillo de la nada,
    con ímpetu y obsesión
    corté cada piedra de cantera
    y con silencio y decisión
    puse cada paso de escalera.
    Y hoy, hoy que está erigido
    tal cual tú querías,
    con mis manos rotas del esfuerzo
    veo y siento como poco a poco
    me alejas de tu lado.
    Desde la torre lejana
    que está hacía el norte
    de lo que un día fue nuestro lecho,
    veo cada noche las valquirias cantar
    su canción de horror y desconsuelo
    arrañando y desangrando mi corazón
    que un día te di para completar esto
    que me mostraste como nuestro.
    Sólo oscuridad, pesar, pena y angustia
    recorren los pasillos de mi torre austera,
    ya mi cama de piedra fría e inhumana
    me da las buenas noches como una amante tierna.
    Ahora mis palabras no hacen eco
    en la profundidad de tu alma,
    el roce de mis dedos ya no eriza tu piel
    como hace un tiempo sucedía,
    ya mis intentos por amarte
    se pierden en la lejanía.
    Ahora la culpa es mía por no escucharte
    cuando siempre he sido un par de oídos para ti,
    dejé de escuchar el mundo sólo para ti,
    te convertiste en la sirena que embruja
    al navegante descuidado de tus aguas oscuras
    y aún así…. Sigo aquí…
    Ya mis cuentos de dragones no te gustan,
    ir a los torneos y poner tu pañuelo bordado
    en la punta de mi lanza no tiene sentido,
    preparar mi armadura como antes
    es una pérdida de tiempo,
    ahora eres más moderna,
    te estresas por el que dirán,
    te enfermas por lo que comenten,
    sufres porque nunca quedas bien,
    ahora jugar en el jardín con la princesa no se puede
    porque hay que lavar los pisos y paredes,
    hay que hacer y hacer y hacer
    y haciendo y haciendo la niñez se va perdiendo,
    la bebé se hará mujer
    y nunca más la tendrás en brazos.
    Qué te pasó?
    Qué te hiciste?
    Porqué ahora que te busco no te encuentro?
    si no eres la misma que un día bajo la lluvia
    llegó llorando y con frío a buscarme, no importa,
    igual da lo que pase conmigo,
    pero hay tantas dudas que no respondes,
    hay tantas cosas que no dices.
    Por qué ahora?
    Porqué no antes cuando no había nada
    y la princesa no hubiera extrañado a su padre?
    Porqué no antes de haberme perdido
    en tus mares tenebrosos de traumas infantiles?
    Porqué no antes de embarcarme
    en esta cruzada por entenderte?
    No tienes alguna otra forma de aceptar las cosas
    y no sólo decir que la culpa es mía por mis largos viajes
    a las cruzadas sarracenas?
    Defendía la tierra santa de mi tiempo,
    ahora mi santuario a defender es éste,
    el enemigo eres tú
    y las víctima… la niña.
    Porqué hasta ahora te duelen los enemigos
    que batí en campañas pasadas?
    No habíamos quedado delante de Dios
    que eso era tiempo olvidado?
    Este es mi lugar y lo defenderé hasta el final
    y si acaso no puedo, te lo puedes dejar,
    nosotros partiremos en la noche
    amparados a estas dos manos
    que no pararán de doblar el destino,
    a éste corazón que con valor defendió
    los castillos más ruinosos del Medievo sin fin,
    no le temo a enfrentar lo que venga con o sin ti
    y el hambre no asomará al vientre infantil
    aunque deba recorrer el desierto marroquí.
    Que disfrutes lo que tienes y que es tan bello,
    trabaja arduamente para que todos lo vean
    y te admiren por eso.
    Pero nunca esperes que una piedra te quiera
    ni que los que te adulan te levanten cuando la tristeza
    llene tu corazón atormentado,
    ni que una cama vacía te abrace cuando el frío asome
    por la ventana gris de tu hermoso castillo,
    ni que el apetito fluya hacía ti con cada manjar,
    ni que los pisos ni escaleras te digan: te amo mamá…
    Me iré, como tantas veces del campo de batalla
    con mi armadura abollada y mi espada algo maltrecha,
    pero luché… no por oro, no por joyas ni tierras,
    luché por una lágrima, un suspiro, un gracias,
    luché por cada cosa pequeña que ya no ves,
    luché porque mis hambrunas infantiles no se repitan
    y mis llantos a media noche no se escuchen más.
    Luché para que nunca más mi voz callada
    llamara a papá en las noches y sólo respondiera el silencio,
    luché por cada cosa que no ves y no quieres escuchar,
    luché por dejar algo de mí en ti…
    Y a pesar de que no entiendas ni quieras ya oir mi voz,
    gracias, gracias por dos luceros que brillan
    como chispitas en la noche,
    gracias por una sonrisa, un abrazo y un beso…
    Gracias por cada buenas noches papá
    que me alienta a seguir luchando.
     
    #1

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