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Medio huevo de hachís.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Kiko Cabanillas, 4 de Julio de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 361

  1. Kiko Cabanillas

    Kiko Cabanillas Poeta asiduo al portal

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    Y llegó el día del consumo estupefaciente.
    Fuimos Jacobo y yo a pillar.
    En un bar cerca de la Renfe.
    Pedimos medio huevo de costo y nos lo pasó la dueña de tapadillo.
    Era una dominicana afable y con una belleza a la que han traicionado los años.

    Jacobo me confesó que ya estaba medio fumado,
    pues había consumido en casa,
    mientras hacía la limpieza.

    Me entraron unas ganas locas de fumar haciendo la limpieza.

    Quedamos en mi dúplex para el fumeteo.
    María nos había hecho una tortilla y preparado un queso con anchoas.

    Yo había ido al gimnasio para tener los pulmones abiertos,
    y así especialmente receptivos al costo.

    Sólo llegar nos fumamos un “mai”.
    Yo, increíblemente, me acordaba de liar,
    aunque eran mucho mejores los porros de Jacobo.

    Fumamos en el tresillo del salón.
    El chocolate era fantástico
    Subía de inmediato

    El espíritu adormecido.
    Yo pensaba escribir cuando se fueran mis invitados,
    pero no fui capaz.

    Jacobo y Estrella viven en Pocomaco.
    Después de los tres porros que fumamos,
    yo quería que se fueran en taxi.

    Me ofrecí a invitarlos y que los llevara José.
    Pero no quisieron y se fueron en autobús.

    Eché de menos algo de dulce.
    Ya no recordaba el apetito que abre el hachís.

    Miedo pasé al recordarme Jacobo que
    le había dado un ictus recientemente.

    “¿No te dijeron nada
    del fumeteo de hachís?”, pregunté.

    “Sí, pero … ¿que me iban a decir?”.

    “Pues que no fume, claro”.

    “Que no es sano y que en mi condición no me conviene...”.
    “Ni puto caso. Yo soy un escritor toxicómano”.

    El subidón fue muy placentero.
    Me relajó y me trabo la lengua.
    Con el chocolate falla la memoria reciente. Y los discursos se hacen realmente surrealistas.

    Estuvimos hablando con nuestra camello camarera
    de Valencia, del “Aquarius.

    Viaje frustrado tanto para Jacobo como para mi,
    que ya teníamos la mochila hecha.

    Nos falló un cura de los Salesianos,
    que no consiguió los permisos,

    Nos dijo que igual en quince días
    tendría la cosa solución.

    Pero ya ante tanto mareo decidimos no ir. Con la iglesia hemos topado.

    Era una ocasión para compartir con Jacobo labor humanitaria y porros.

    Los dos somos profesores de español para inmigrantes
    con la ONG Ecos do Sur. Y los dos quedamos jodidos por lo de Valencia.

    No recordaba haber dormido tan bien desde hacía años.

    La paz me embargó el alma.

    Además el costo no deja resaca. Es prodigioso.

    El chocolate sigue tomándose con cerveza,
    por lo que ni siquiera hay resaca de alcohol.

    Ya estoy calculando el día que voy a hacer limpieza doméstica colocado.

    De fondo Camarón de la Isla

    José Meneses.

    Y Enrique de Melchor.

    Aunque también sería fabuloso el programa de jazz que tanto
    le gusta a Enrique.

    Y hoy para limpiar
    iré a la casa del agua.

    Lleno de orgullo digo:
    “Yo no fumo. Sólo porros y puros”.

    La gente de ríe.
     
    #1

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