Meditación en mi otoño

Meditación en mi otoño

Los fantasmas de la noche me atormentan
porque el sueño es un nido de fantasmas
que ni puedo despejar, ni ellos me dejan
aunque intente desprenderme de sus garras
Son recuerdos de mi vida, peripecias
de mis luchas, que en el sueño se me agrandan
porque siempre cuando todo estaba cerca
se escurrían a mi intento de alcanzarlas.
No pudiéndome dormir como quisiera
aunque al fin, es el dios Febo quien me llama,
me levanto con alivio, sin pereza,
contemplando cómo el sol en mi ventana
aparece tan radiante y con tal fuerza
que los duendes de la noche se me espantan.
Y las luces que me inundan con fiereza
y me besan con la aurora sonrosada
los fantasmas de los sueños se me alejan
y la brisa, con su fresco, me entusiasma
Y mirando las gaviotas, que me alegran
con el giro poderoso de sus alas
y que chillan, juguetonas y traviesas,
mientras buscan su alimento por la playa…
allá lejos, se me van, sin que yo quiera,
los recuerdos embrollados de mi infancia,
que se agolpan en tropel en mi cabeza
con proyectos, con fracasos y esperanzas,
reviviendo con nostalgia, mil quimeras,
que los años, no consiguen que se vayan..
por la rémora de los días que ya pesan.
Y sentándome indolente en mi terraza
me dispongo a relajarme sin tristeza
contemplando desde lejos las montañas
y las nubes tan cargadas de belleza
aunque tenga que sentir cierta nostalgia
porque ya ser algo activo es de demencia,
porque el fuego de otros tiempos se me apaga
señalando que el final de mi existencia
se me asoma, sin querer, en lontananza.
Y repaso los caminos que me quedan
y si miro hacia atrás, veo mis pisadas
y los lastres que dejé en las cunetas
que eran sueños que de joven me embargaban.
¡Cuántas cosas han sisado, sin vergüenza,
los que esgrimen, sin pudor, sus alabanzas!
No lamento la existencia que me queda
ni me quejo de las cosas que me faltan.
Sin embargo, esos seres que se quejan
y que todo les llegó sin hacer nada
es prodigio que el destino les conceda
tantas cosas sin que nunca den… ni gracias
¡Es injusto que la Suerte sea coqueta!
Unos pocos van nadando en la abundancia
y otros muchos van viviendo con miseria.
Dejo, en fin, de recordar mis días de infancia
y me olvido de dolores y de guerras.
Me relajan los recuerdos que proclaman
que los hijos que yo deje aquí, en la tierra,
y que siempre añoraré cuando me vaya,
es semilla, que Dios quiso que nacieran
reemplazando a esta vida ya agotada
renovándose feliz mi primavera
¡Y yo juro que las fuerzas que me faltan
no han mermado ni mi amor ni mi entereza!
Sólo han hecho que la fuerza de mi alma
sea más fuerte, más onírica, más poética.

 

Un poema sobre la pesadilla de los sueños muy logrado

Saludos afectuosos

 

Tanto es lo vivido a lo largo de la existencia, que cuando empezamos a pensar en lo pasado nuestra alma se estremece. Los recuerdos nos alertan del ser que somos ahora. La vida es el presente que se sucede a cada instante y, en esa conciencia tan viva, ni el pasado ni el futuro ya importan. Cada minuto tiene su propia eternidad.

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