Meditaciones sobre la escalera

Meditaciones sobre la escalera

Se sube un escalón muy fácilmente
y dos ...y tres... si tienen poca altura
y puedes ir subiendo sin mesura
si tienes la escalera conveniente

La altura se supera de este modo
hasta alcanzar los últimos peldaños...
mas nunca será igual que con los años
aun siendo parecido... en casi todo.

Los años van cayendo poco a poco
y nadie se preocupa de su ascenso;
igual ocurrirá, siendo propenso,
subir una escalera como loco.

Subiendo de este modo no reparas
que subes, (ni tus años) la escalera.
Tú sigues hacia arriba, de manera,
que ignoras el nivel... ¡hasta que paras!

Al cielo vamos todos ascendiendo
conforme avanzan lentos nuestros años
y en éste ascenso firme, sin engaños,
sentimos la ilusión de estar viviendo.

Llegando a cierta altura... te detienes.
Meditas seriamente tu aventura;
razonas que corriste sin cordura
y miras, con razón... ¿qué es lo que tienes?

Te encuentras ya subido en los setenta
y todo este trayecto de tu vida
lo hiciste, muchas veces sin medida,
sin pausa y... sin apenas darte cuenta.

Llegado este momento, te serenas,
pretendes disfrutar de estos minutos
que son... residuos ya, residuos putos,
de cuantos ya has tirado, cual mecenas.

Vivir, no debe ser una palabra
que indique que la vida es una lucha,
debiera ser como agua que nos ducha
y haciendo que la gloria se nos abra

Si acaso nuestra vida es una etapa,
la experiencia, sin duda, me diría
que siempre he de vivir con alegría
¡¡y no gastarla inútil... que se escapa!!

Pensando en las etapas que he vivido,
y cuan poco me resta por vivir
con pena marcharé, por no pedir
perdón a quien hubiera yo ofendido

Me quedan ya poquísimas escalas
teniendo como tengo casi ochenta.
difícil me será alcanzar noventa:
son malas mis constantes, ¡ay! ¡muy malas!

Mirando en derredor, siento alegría
al ver a mi familia y mis amigos,
y a todos, que hoy por hoy, son testigos.
les digo... ¡que estoy vivo todavía!

 

Pues te felicito, de todo corazón. Yo quiero llegar a los ochenta con esa creatividad, esa inspiración y esa gracia para escribir.
Un abrazo.

 

Y cada escalón de la vida tiene su encanto y hay que disfrutarlo, pues solo la muerte puede detener nuestro ascenso.
Benditos los que van tranquilos, y en la última etapa pueden observar lo recorrido y compartir con alegría la experiencia de lo vivido.

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