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Memorias de la humildad-.

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por BEN., 30 de Enero de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 217

  1. BEN.

    BEN. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hombre
    Pisas con hondo afecto

    el profundo luto de la tierra

    mezclando salivas con sangres

    métodos con sintagmas preposicionales

    en tu nomenclatura sin nombre

    rota estructura desguazada de pies a cabeza.

    Rondan en tus botas militares

    sin duda lo que más subyace, la ausencia

    y o carencia de estímulos, tú, el más cobarde

    de los hombres; que tras ratas de sigilo,

    corre y corre, y a veces trota ligero, sin embargo.

    Escuchas el latido de un corazón ciego

    la prontitud de un látigo soberano

    la rectitud de un enigma esculpido en piedra.

    Mas no oyes el sintagma, la repetición del dolor,

    el ecuánime drenaje de los helechos nocturnos.

    Allí, todo era sangre y sueño

    todo complejo y enrarecido,

    estatua de un milenio que adhiere

    sus etiquetas de lavado múltiple.

    Pisas destrozando sin pudor

    la base de una tierra desgastada,

    su sudor humano, delimitado por intemperies

    varias y barracas; el señuelo de una rabia

    apenas tiránica. Oh, volved vuestra cara

    de súbita tristeza al poderío de mi emblema:

    semen nuevo, utilitario, narcisista, semilla

    negra de las profundidades del milenio!

    Que yo buscaré el significado de las palabras

    que comienzan con pañales y lunas.

    Roja es la cama que empieza por elevarse

    montaña afín al desastre de la tierra

    una límpida nube explota y asume su destierro

    mientras destrozadas caras convergen en los neutros huertos.

    Yo no sabía detenerme, hubiera sido una solución

    concreta, en los avisperos metódicos de la realeza

    y las termiteras que han de comerme.

    Demasiado dolor no termina en nada

    demasiado clemente anda suelto

    demasiado sublime se pone de fiesta

    y hunde sus pies en la noble tierra. Mas

    yo no me abandono: al frescor sin pundonor

    de las ferias, de los rincones y pocilgas del mundo,

    y de esos vasos presumo por las bodegas.

    Las manos las tengo congeladas de arderme

    la cara, de congestionárseme la nariz,

    de emplear bonitos términos para describir

    un omóplato, su presunta belleza;

    y tengo los labios manejando mis palabras

    las mejillas se quedan cortas para entenderme

    y si corto su cruz con una vela las tijeras se doman

    y destapan un Cristo sin voluntad.©
     
    #1

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