1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Mencía Schopenhauer.

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por InusitadaIrrealidad, 20 de Enero de 2021. Respuestas: 0 | Visitas: 298

  1. InusitadaIrrealidad

    InusitadaIrrealidad Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Mayo de 2017
    Mensajes:
    43
    Me gusta recibidos:
    42
    Género:
    Mujer
    William Golding, decía que la gente nunca resulta ser del todo como uno cree que es.
    En 1983 ganó el premio Nobel con su obra" El señor de las moscas".

    (...) Y las ocasiones se esfumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse en seguida a una decisión. Eso le hacía a uno pensar; porque pensar era algo valioso que lograba resultados...
    Mencía Schopenhauer, decide discurrir sin disculpa, como si un riachuelo de continua corriente alterna de sinuosos meandros, con los pasos de su propio caminar,durante mucho tiempo, aunque descansando de vez en cuando, como si no hubiese ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.
    "La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren". La plétora de seguidores acérrimos muestra cuan incandescente es esa llama. Arde, pero no da luz.
    A Mencía Schopenhauer la vida siempre le había trepado desde abajo, primero le ataba los pies para inmovilizarla y luego seguía por tronco y extremidades superiores, en su cabeza, sobre todo en el lóbulo frontal, la cólera, impedía que su mente quedase cubierta por esa especie de vida trepadora, era una arquitectura de música congelada, una especie de resumen, proporcional a su nula inteligencia, una parte le decía que era muy lista, otra que era muy tonta.
    Se rumoreaba que de pequeña, una vez, había visto al hombre como un animal terrible, un hombre que puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere, esos carentes de pasión, permanecían para Mencía, en una parte no entretenida, sin puerta, sin llave, sin nada.
    El mundo como voluntad y representación, era un auténtico fastidio, ¿por qué tenía que ver, lo que no quería ver?.
    Toda la moral de Mencía está edificada sobre la concepción de la vida como dolor y mal, y como alegría y bien. Ella sabía que, la voluntad de vivir por medio de una ascética rigurosa hasta llegar a un anonadamiento próximo a la experiencia del nirvana, era imposible. Respecto a los demás, no les importaba su vida, pero si osaban meterse en la de ella, con maldad; los estudiaba minuciosamente, durante un tiempo, obtenía sus propias conclusiones y jamás se volvía a relacionar con ellos. Pero en su casa, lloraba, porque no entendía esa gratuidad, estúpida y vacía, ese ansia de querer hacer daño y ofender.
    Después se hizo mayor, una piedra mayor, una colección de cromos variados sin conexión, buscando su álbum. Más tarde se hizo aún más mayor, seguía observando a las personas, sus palabras, sus actos, dictamina sentencia como una jueza sin título, sin tribunal, sin delito, y exclamaba: ¡Arden, pero no dan luz!.
    (...) Y las ocasiones se esfumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse en seguida a una decisión. Eso le hacía a uno pensar; porque pensar era algo valioso que lograba resultados...
     
    #1
    A salvaserapio le gusta esto.

Comparte esta página