Menos que nada- a Cecilia in memoriam

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Menos que nada
(a Cecilia, in memoriam)

Soy suspiro que apenas suspira,
soy la tea que arde en la pira,

soy el beso que nunca te di,
soy la parte más triste de mí,

soy el polvo del ala preciosa
de una frágil, gentil mariposa,

soy un paso de baile perdido,
soy un verso que nadie ha leído,

soy minúsculo grano de arena,
caracola sin voz que no suena,

soy la cola fugaz de una estrella
que no deja siquiera una huella,

soy el nombre que nunca se nombra,
ser humano que no tiene sombra,

soy un alma desnuda y ajada,
soy tan poco… soy menos que nada.
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Este 2 de agosto hizo 40 años (¡cuarenta años ya!) que murió en un trágico accidente de automóvil la cantautora CECILIA con tan solo 27 años (otra más de la maldición de los 27).

Aunque quizás haya sido más recordada por una canción que aún hoy se escucha: “Un ramito de violetas”, he querido aquí hacerle este homenaje con unos pareados decasílabos con acentuación que he mantenido principalmente en 3-6-9 y que están inspirados en los versos de otra gran canción suya: NADA DE NADA; si la quieren escuchar les dejo el enlace:

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Bonitos pareados, estimado Juan. "Soy minúsculo grano de arena"; un placer pasar a leerte.

Un abrazo

Andi

 

Creo que te faltó «de» en «grano de arena».
abrazo
j.

 

Como pasa el tiempo. Una de mis preferidas por el contenido de protesta y rebeldía de alguna de sus letras y la fuerza expresiva de sus canciones.
Nada de Nada, efectivamente es una de sus mejores composiciones filosóficas y señora de alta cuna, políticas.
Yo la he confundido muchas veces con Yané, aunque tenen distintas versiones.
Un abrazo y gracias por rememorar parte de mi juventud.
Castro.

 

Tengo más que visto que uno (al menos este uno que soy yo) generalmente no lee lo que hay escrito sino lo que supone que debe estar escrito. Mira que he leído y releído veces estos versos y no había caído en esa falta que me apuntas y que arreglada ha quedado gracias a ti.
Abrazo.

 

He visto Andi que también me apuntabas, como Musador, la falta de la preposición "de" en ese verso. Gracias a ti también, amigo.

un abrazo

 

Primero decirte que por estar totalmente absorbido por un cuadro y hacer boicot a la televisión no me había enterado del tremendo incendio que habéis tenido en tu tierra y que es mi sincero deseo que no te haya afectado directamente, aunque si emocionalmente como a todos los que amamos a esa bendita tierra. Sabrás perdonarme.
Por otro lado me ha emocionado tu poema dedicado a Cecilia. Precisamente nombras a una de mis canciones preferidas pues su contenido es muy intenso. Habla del amor de un hombre que no sabe decir te quiero. Aunque haciendo otra lectura diré que ella se estaba enamorando de otro, porque no sabia que era su marido. Le halagaba los oídos, pero había una pequeña traición. En fin que si se quiere bien hay que decirlo.
Aparte de la emotivo de tu poema, considero que es buenísimo y que me lo guardo.
Un abrazo Juan

 

Lo curioso del caso es que incluso para la métrica era necesario ese «de», es decir que lo has recitado con él seguramente...
Disculpa mi parquedad, estoy más loco que locuaz estos días...
abrazo

 

Visto lo poco que nos frecuentamos ultimamente, amigo, hasta tu parquedad me resulta gozosa. Que te sea leve la locura, aunque hay algunas que son como para no dejarlas...

Abrazo.

 

Tienes razón, todas esas características tenía Cecilia, una cantautora avanzada para aquellos tiempos, sinduda. Su valía se muestra en que sus canciones se escuchan hoy aún y parecen no haber envejecido mucho.

Gracias por tu paso y grato mensaje, Castro.

Un abrazo.

 

Soy lectora que lee ensimismada
y tus versos los sigue encantada.

 

Y yo tus comentarios, mi estimada,
los leo con el alma alborozada.

 

Sí que es cierto, LigiA; a pesar del tiempo transcurrido por acá se siguen escuchando sus canciones en la radio; lo que no sabía es que fuese tan conocida al otro lado del Atlántico.
No sabes lo que agradezco tus vistas.
Te mando un muy afectuoso saludo.

 

¡que hermosas palabras! las de tus pareados,auténtica belleza de rima y sonido ,agradezco tu dedicatoria a Cecilia,no había derecho a cortar casi el comienzo de su vida ,esto es lo que trae "esas" cosas redondas llamadas ruedas.Me suenan de maravilla estos versos, más no es posible,marga

 

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Bello homenaje a esta cantautora, de la cual no había escuchado (falleció cuando aun no había nacido), aplaudo tu sensibilidad en estos hermosos pareados, saludos.

 

los vuelvo a leer por segunda vez, todos, este es una verdadera joya de pareados tan hondos, tan tristes, definen con toda su perfección el vuelo de Cecilia,marga

 

Magistrales pareados, querido amigo, a esa cantautora que se fue repentinamente. Efectivamente "Un ramito de violetas" aún se canta y sigue emocionando como las primeras veces.
Con mi abrazo fuerte, querido amigo.

 

No era necesario que hubieses nacido, Arnet; ya decía LigiA más atrás que aún hoy se siguen escuchando sus canciones en muchas emisoras de hipanoamérica, y aquí en España también, cosa que yo mismo te ratifico. Hay personajes que dejan una impronta imperecedera.

Muchas gracias por tu comentario, amigo.

Un abrazo.

 

Gracias doblemente por tus dos comentarios, Marga. De veras te estoy muy agradecido.

Un afectuoso saludo.

 

Me suena Cecilia... Y tanto que me suena. Ella y Joan Bautista Humet (paisano de estas tierras) fueron un referente en una época de mi vida. Poco importa que yo naciera un dos de agosto, y que dieciocho años después (el mismo día) en un accidente casi perdiera la vida... Otros la perdieron; pero dejaron su huella y sus canciones.
Excelentes pareados, con la nostalgia que conllevan. Poco somos... Y ya es mucho.
Un placer leerte, Juan, y un abrazote a la vuelta a la escuela.

 

Me ha estremecido eso que me cuentas, Alonso, (si es que te he entendido bien) que estuviste a punto de morir en un accidente el día de tu dieciocho cumpleaños; gracias a quien sea que no pasara lo peor como le sucedió a la cantante que homenajeo.
Esto que me cuentas me ha hecho recordar (y perdona la macabro del relato) una anédota que tengo en el cementerio donde voy de vez en vez a poner flores y de paso dar un paseo, y es que me relaja mucho y me da mucha paz el estar entre los muertos, te lo digo de veras; pero vayamos a la anécdota: suelo irme fijando a veces en las leyendas de las lápidas que las hay muy curiosas. De pronto me hallé con una en donde había los nombres de dos muchachos con el mismo apellido y me fijé en que la fecha de nacimiento y la de la muerte eran idénticas... con dieciocho años de diferencia. Mi conclusión fue pensar de inmediato que esos dos pobres hermanos gemelos salieron a celebrar su dieciocho cumpleaños y no volvieron más a su casa: juntos nacieron y juntos se fueron de este mundo. Hay celebraciones que pueden costarnos la vida. Afortundamente no fue ese tu caso y no sabes cómo me alegro, amigo.

Un abrazo y gracias por pasar.

 

Entendiste bien.
Desgraciadamente, aquí por estos lugares, el verano y sus juergas se cobran sus víctimas… y cerca estuve de ser una de ellas en mi dieciocho cumpleaños. Mi compañera no tuvo tanta suerte.
No es macabra la historia que me cuentas, es un pedazo de realidad que a alguien le tocó en suerte… en muy mala suerte.
Un gran abrazo, Juan, y aquí seguimos. Creo que es algo, eso de estar, que siempre deberíamos celebrar.