"Mensaje final"

Jhona:

Estimado amigo te mando la presente para informante que debido a los últimos acontecimientos, desde los problemas interminables con mi familia y la desaparición de mi único escape (una linda mujer) que acabo por destruir lo poco que me incitaba a vivir, he decidido ponerle fin a esto, dándole fin a mi vida. A continuación te dejaré algunos mensajes que los darás a las pocas personas que me importan.

A ti mi gran pana, casi mi hermano, tan solo me resta decirte gracias, gracias por aguantar mis locuras y acolitarme en algunas de ellas, por apoyarme cuando más lo necesitaba; a por cierto, ni intentes venir soplado a intentar salvar lo insalvable, pues ya será demasiado tarde, mejor sécate las lágrimas y tranquilízate, tómate un vaso de agua y continuemos ok. Avísales a ese montón de sinvergüenzas que siempre nos acompañaban en las chupas, bailes y de más cosas que hacíamos, que me llevo buenos recuerdos de ellos, que espero que para eventos futuros siempre me tengan presente, una silla, un tabaco y una cerveza a mi nombre que yo de donde esté se los agradeceré.

A mi mami Bacha, mi madre, que lamento mucho los malos ratos que le hice pasar y que espero que con mi partida las cosas en casa mejoren, pues prefiero pensar que el causante de las discusiones y problemas familiares era yo y no ustedes, dile que lo único que le puedo dejar son recuerdos, que ojalá alguno sea agradable.

A mi hermana Elena, la mayor de las cuatro que tengo, le dejo un profundo agradecimiento por estar presente cuando más lo necesitaba, le dejo mi colección de películas para que juegue con ellas Karin, su hijo menor, ya que a él le encanta hacer pedazos los discos, y fuerza, mucha fuerza para que logre seguir adelante y deje esa vida bohemia que lleva.

A mi hermana Carla, paciencia para con sus hijos y en especial para con su marido, pues de la nada hace un problemón, dile que a pocholín, como yo le digo a mi sobrino preferido, no lo lleve al velorio ni a mi entierro, pues no quiero que me vea así, ni quiero verlo llorar, que le diga que me fui de viaje, que con el tiempo se olvidará que tuvo un tío que se llamaba Efraín; por cierto, en mi cajón le dejé una funda de chupetes, ya que sé que le encantan y cada vez que se acuerde de mí le diga que dé donde haya inventado que estoy y así hasta que se acaben y de ahí que diga que me olvide. Sabes Jhona yo creo que es la única persona que en verdad me va a extrañar, por suerte todavía es pequeño y pronto se olvidará.

A mi hermana Elba le dejo mis libros que espero que los cuide como a mí me hubiera gustado cuidarlos y que los lea cada vez que se acuerde de mí, en especial Malinche que era el que más me gustaba, creo que lo lee entre quince y dieciséis veces, dile que espero que logre todas sus metas.

A mi hermana Belén, la que más me cuidaba, a pesar que yo era el mayor y ella la última, siempre estuvo pendiente de mis actos dándome consejos cuando veía que me equivocaba en mis acciones, dile que no se culpe, que esto fue decisión mía y, como ella sabe, cada vez que me empeño en algo no paró hasta que lo logro, espero que no sufra mucho por mi ausencia y que por esta vez no recurra a su mecanismo de autoflagelación para sentirse mejor, que lo haga como mi última petición.

Y a Francisca Katiuska, la única mujer que adoré, le dejo mi corazón que por derecho es suyo, pues no hacía más que acelerarse cuando estaba cerca de ella y a veces casi ni palpitaba cuando me evitaba o cuando me desilusionaba con sus hirientes palabras o con sus actos; si su deseo es no tenerlo -pues si no lo quiso cuando solo latía por ella, es lógico suponer que ahora que está muerto menos- pues que lo done o lo venda a alguien que lo necesite. Si alguien se queja porque no me despido de él o ella, diles que no me alcanzó la hoja, a ver si por lo menos les dejo una sonrisa de despedida.

Espero por fin descansar…, cuídate mucho.

Efraín:

Chuta loco, veo que conseguiste tu objetivo y como lo dijiste cuando llegué a tu casa ya era demasiado tarde, ya estabas colgando del balaustre de la mini terraza donde estaba tu tanque elevado.

Hice todo lo que me pediste: les di el recado a todos y a los que no también. Tu madre me escucho sin decir palabra alguna, tan solo vi que se les escaparon un par de lágrimas y se alejó; a tus hermanas les di el mensaje en grupo y ni bien empecé no pararon de llorar, una de ellas acompañaba su llanto con gritos y alaridos, creo que es la menor de todas, ni bien tuve chance me les escapé; con respecto a Francisca Katiuska se sonrojó un poco, recibió el frasco que contenía Tu corazón y se alejó. Y yo, tu fiel amigo, aquí, dejándote el resultado de la misión que me encomendaste, los muchachos y yo, ayer en tu velorio, tomamos y fumamos tal como lo pediste, bueno con unas lágrimas de más.

Espero puedas descansar..., cuídame mucho.

Posdata: La carta va en el bolsillo derecho de tu pantalón para que cuando gustes la puedas leer.

 

Manifestando mis respetos al autor, la prosa está publicada en Prosas Melancólicas y de acuerdo al contenido de la respuesta va acoplada a Prosas Cómicas porque va inmersa en un humor trágico. Un placer dejar mis saludos.