Meretriz

Bella, hórrida, gélida, como lo que hiere y place
intensos sus deseos, fugaz nuestros amores,
hilo fino, elocuente, brillante en cada verso,
cuyo caudal lleva impreso del pecado los sabores,
dejando huella en mi alma con su calma y sus excesos,
negros secretos, susurros, los topacios de sus ojos,
y bajo el nacarado cuello, satánica belleza yace.

Al sentirte el ser entero, imploró a voz suplicante,
retomar con emoción, mi opinión de lo que es puro.
pues si desear es sublime, con razón, yo fui tu amante,
no tu amor pues divagar es, entre pasado y futuro,
lo mismo que comparar, a vos con lo insignificante,
y vivir solo sintiendo en tus juegos, inseguro.

Más seguro de que anhelo las gotas de tu belleza,
sigo internadome raudo en los calientes abismos,
en las jaulas exquisitas de tus miradas, tus letras,
concsiente que el corazón entre lineas está presa,
y pronta tu a deasgarrarme lo que desees del mismo,
enloqueciendo a tu antojo los versos de quien te reza.

La belleza del infierno en el azul de tus mapas,
los dorados y sangientos festines tus caprichos,
la arrogancia de tu ingenio, el poder de tus palabras,
suponerte inalcanzable mi sempiterno suplicio,
toda tu oscura y sutil, toda, significado y gracia,
toma con venevolencia, mi musical sacrifio,
tu, gaviota de ojos ciegos, mis sonrisa solitaria:




Lago de emociones que traspasa,
la paz que se aloja en medio de mis dientes,
oh! puedieses vos romper mis grillos,
para volver de las cenizas desnudo,
y nadar a la postre en este mar de hielo,
en este desierto de titíes disecados,
en este inmenso museo de ceras vivientes,
universo y fragua de estrellas oscuras,
que tu beso se deslize en mi piel fria,
y derrita excelso las nieves homogenas,
que imperecederas amenazan hacer de mi, vacio,
luz lejana y tenue que me llega desde abajo,
como unos ojos horribles bajo la liquida,
superficie de cristal de un mar sin luna,
y que termina de pronto cuando toca la orilla,


Eres mariposa proxima a caer,
aplastada bajo en peso del oro de tus alas,
en la hierba humeda y sonriente,
que abre sus framas, cual piernas amables,
para recibir tu rostro sin afectación,
y pararse a admirar tus formas verdes,
rosas cabellos, carne fecunda y lisa,
alegres fiestas en la tierra oscura.

Vuelve, si, muere entre los cristales,
la demencia misma agredecera tu adiós,
solo el poeta llorara sin ruido,
temiendo con su tristeza indiscreta,
perturbar el sagrado delirio,
en que de tu infante genio abortador de blasfemias,
nacen eglogas sin querer, sin lucidez,
solo belleza, en puro estado...

Muere si, muere!, vuela hacia lo que ahora te desconoce.





Lord Sebastián Nocturne.