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Mi amigo Pascal

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por carlos lopez dzur, 18 de Febrero de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 490

  1. carlos lopez dzur

    carlos lopez dzur Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    25 de Febrero de 2008
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    El hombre está dispuesto siempre a negar
    todo aquello que no comprende:

    Blaise Pascal (1623-1662)

    Te imagino, Blaise, con tus dolores
    y angustias de París.
    Te siento, amigo, con tu cara dura,
    sin sonrisa. Diariamente dolido
    como si te medio-mataran las gentes
    sin darte un por qué y, encima, aún jovenzuelo,
    tus pies están fríos como el hielo.
    Sobre la nuca, tu cabeza tiesa duele.
    Y con las piernas tullidas, te quejas
    y ¿quién a tu lado está que soporte?
    Sí. Jacqueline, hermana buena
    por la que crees en el Cielo y en las manos
    terrenales, soportadoras, próvidas.
    Ella te cura hasta de la hipocondría,
    a tí que eres, en secreto, un irritable
    y triste maldiciente, corajudo
    y carajudo para decirlo de algún modo.

    «No soy feliz, es cierto». ¿No? Pero tú eres
    un genio y te gusta sentirte a ti mismo;
    «Estando siempre dispuestos a ser felices,
    es inevitable no serlo alguna vez»,
    me susurras.

    Por eso te quiero, me recuerdas a mí,
    A nadie más que a mí.
    No a la gente divertida, habladora,
    que pasa el tiempo y no construye nada;
    son quienes ensordecen, da mucha lata
    y, encima, organizan y perpetúan la guerra.

    Traen más angustia a la villa que toda
    la que sale de tu rincón de meditaciones…
    De tu soledad dolorosa, Blaise.
    Eso sí, aseguran que nos aman.
    Que han sido más felices que tú y yo.
    Que sus alma son más buenas que el pan…

    Entonces, filosofas sobre el olvido, el único gozo.
    «El alma no ve nada en sí misma que la contente,
    no ve nada que no la aflija»;
    me dices,
    se esparce al exterior,
    «buscando perder el recuerdo
    de su estado verdadero».


    Yo estoy divertido con la pascalina.
    Me has dejado tenerla en mis manos
    y sumar algunas cifras y fue cuando dije:
    «Blaise, eres un genio».

    Por primera vez, me dices, hallaste un amigo.
    «Alguien a quien si rechazo tendré que darle cuentas».
    A él, aunque lo buscas, no lo olvidarás.
    Quieres amarlo lo suficiente y demasiado.
    «¿Quién es él?», exijo que me digas.
    En el fondo, pretendo que soy yo.

    Blaise me sorprende:
    «Dios…
    y prefiero equivocarme creyendo
    en un Dios que no existe, que equivocarme
    no creyendo en un Dios que existe».

    09-11-2005 / Indice: El libro de la amistad y el amor
     
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