Mi Ángel y Mi Muerte

El río de sangre fluye…
Aquel ángel anda por ahí,
Te busco pero no te encuentro;
Te has olvidado de mi…

Ángel mío, solo te pido que me lleves;
No importa el lugar, solo llévame;
Abre tus alas ensangrentadas y abrázame;
Mi sueño es eterno pero no mi corazón…

La sangre fluye como cualquier río al pasar;
Mi ángel no se ha olvidado de mi, esta vez;
Bajo sus alas ensangrentadas;
Hemos roto la ley de Dios, somos ángeles caídos…

Mis alas negras con gotas de sangre,
Mi ángel con sus alas ensangrentadas,
Vamos por esos bosques más oscuros del planeta;
Es mi ángel y mi muerte…

¡Si!, mi ángel que me abraza con sus alas,
Mi muerte que es mi sangre que fluye como ríos;
Solo soy aquel que rompió las leyes de la bendita vida…

 

Ay, Milena, qué honda congoja la del ser humano. La esperanza es un ave espiritual que vuela bajo, bajo y a altura sin límies. Cómo encontramos a sus huevos, cómo los empoyamos?

Dios se manifiesta en la grandeza de su creación, en su palabra, en gente que como vasos, rebosan de amor.

Tu poema es ese grito de la desesperanza, muy buen poema!