Mi despedida

No sé por qué pretender ser tu fuente,
O por qué anhelar la unión de nuestras manos,
alzándolas al viento,
y bajarlas para caminar juntos en la arena de sueños.

Por qué disfrutar tu mirada profunda, sublevada,
enamorarme de tus centímetros,
de las platicas imaginarias,
y ver amanecer en tu piel,
encadenada a tu sonrisa, entre besos que dabas.

No sé por qué arrimarme a tu hoguera
si tu calor no atiza mis ganas,
como ahora, como ahora,
que amarro mi alma a un caballo sin riendas,
para que al regresar del recorrido, la vea cristalina,
y por fin tenga vida.

Sin halito, sin espacios, sin caminos, sin refugio,
Nada es lo mismo,
la perfección se esconde tras tu cuerpo,
tras de ti,
jamás podre verla, lo sé, así lo siento
al menos no esa que acompaña tus caricias y los desvelos de fantasía,
queriendo ser reales, no efímeros,
pero siempre se recrea el dolor...

Te dejo volar de mi pensamiento
a otro árbol, donde el nido no conlleve un vacio tosco,
ni cicatrices lastimadas, reavivadas con la distancia.
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