1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Mi gruta.

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Mtiag, 26 de Marzo de 2008. Respuestas: 0 | Visitas: 510

  1. Mtiag

    Mtiag Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    30 de Noviembre de 2007
    Mensajes:
    203
    Me gusta recibidos:
    3
    ROMANCE DE MI PERSONA.

    Y en cierta ocasión, creía
    que mi cerebro soñaba
    con una caja de roble
    que mi cuerpo custodiaba.
    Que mi madura autoestima
    alimentaba mi alma.
    Que mis miedos, tan feroces,
    sustentaban mis espaldas.
    Que mis traumas y vergüenzas
    ponían una pantalla
    ante hechos y ocasiones
    que dañaban mi esperanza.


    Pero no era así. Fue entonces
    cuando saqué mi arma blanca
    y miré en los exteriores
    la negrura de mi llama.
    Encontré fibra podrida
    de las cosas que, esperadas
    por amigos y familia,
    jamás, libres, fueron dadas.
    Descubrí cemento roto
    de inseguridades vanas
    por creer lo que no era
    y por ser valija falsa.

    Estoy en una, encerrada,
    cueva horrorosa de carne,
    de pelo, lípido y grasa,
    retorcida y reinventada
    por anélidos infames,
    que deliberan, en formas
    entre vísceras, sinuosas,
    repartiendo la glucosa
    por la cortina adiposa
    de la oquedad infecciosa.
    Las paredes que me cubren
    no son paredón de loza,
    que son de ósea podredumbre
    de falsedad y congoja.
    Por dichos muros resbalan
    el odio y el desagrado.
    Son ácidos, son viscosos,
    pegajoso decorado.
    Desprenden olor marino
    a rebajarse ante el asno,
    a ignorarse ante el mendigo,
    a esconder sebosos granos,
    a negligencia y a culpa,
    a vil deshonestidad.
    Entre barro y calavera
    junto a traidores humanos
    la gruta que me aprisiona
    me derrota con mis manos.
    En rojos atajos veo
    transcurrir tiempos y lunas.
    En blancos senderos dejo
    alegrías y amarguras.
    La sangre es un río negro,
    caudaloso, basófilo,
    residual de ignorancia,
    vacuos eosinófilos,
    frustración e intolerancia,
    talleres de neutrófilos.
    Descarga su gran basura
    marrón, desproporcionada,
    miserias intestinales,
    bilis de cotillas lacras
    en un luengo laberinto,
    de blanda piel, troceada
    por el descarado instinto
    que insatisfecho, se clava:
    por desórdenes mentales,
    por moscas estropeadas,
    por hornos sentimentales
    incinerados por ratas.
    En su entrada, las mucosas
    presentes están, verdosas,
    y un pestilente aroma
    de infecta y pútrida soma
    y de uterina acidez,
    hablando con altivez
    de su presencia, pregonan
    que el lugar nunca abandonan.
    . Sus dos salidas cegadas
    por unos engaños ambas,
    mucosos y transparentes
    de desahogos fecales,
    llenos de linfa castrada
    que ciegan la gris morada,
    catedrales venéreas,
    plataformas etéreas,
    de piedras de cal renales
    y de rocas vesicales.
    En su interior sólo hay una
    laguna negra infectada
    de dejadez e inconstancia,
    suciedad y horas perdidas,
    de inconsistencia y dolencias,
    también de inútiles quejas,
    disculpas sin fundamento,
    enjauladas por árboles
    de bejucos inhábiles,
    suicidio de expectativas,
    negación de libertades.
    Páramos en los que anidan
    los picos de los buitres
    de las críticas que anulan
    los cuernos de meretrices
    que pegotean lucernas
    en destructivas narices.
    Ánimos esforzadores,
    arpías de tinte orina,
    ladrones consentidores
    ojos de lluvia cetrina,
    dragones de tibia escama,
    de las sierpes hemorroides,
    de larga tristeza y cola,
    de indolentes soñadores,
    que discurren por los huecos
    más ocultos de este monte
    de esta amalgama de insultos
    orientados a mi norte.

    Infinita es mi condena
    de oxidados orificios
    por la opinión que enajena,
    de chapas erosionadas,
    tacos de hedor purulento,
    por escombros tumefactos
    y coágulos de menstruo.

    Aquí residen mis días
    . En un sitio que hace aguas
    y en inundación porfía.
    Gotas de cara incomible,
    escarlata, beige, lechosas
    marrones, irrenunciables,
    infantiles, ojerosas,
    de rendijas inmaduras
    abiertas y recelosas
    al tornillo deslizantes
    y del parche desertoras
    ante impactos viscerales
    abren trazos desiguales
    por donde escapan las lorzas.

    Soy dura soy miserable,
    soy dejada y perezosa
    soy carbón, soy la pimienta
    soy la mostaza traidora.
    En lo hondo la campana
    que me avisa, traicionera,
    al cometer mis delitos
    de avergonzadas quimeras
    luce fiel de color oro,
    refleja a Selene, plata.
    Al acercarme es un bronce
    duro de estaño y de laca.
    Las fauces que me encarcelan
    en ideas recurrentes
    no muestran ni siendo hirientes
    la más mínima deshonra.

    Allá en el fondo entre rejas,
    entre tejidos y huesos
    encuentro una luz serena
    que parece el firmamento.
    No me permite el acceso
    por mi huraño sinsentido.
    Pero me alumbra el camino
    que marca mi retroceso.
    O puede ser mi conciencia
    que me lleva hacia la cima
    o puede ser mi vagancia
    que mi proceder sublima.
    En la tez de la mirada
    y en la lengua viperina,
    en mitad de una jornada
    que mi vida no domina,
    nace la voz que me anima
    y me causa mis enojos
    y que morirá abatida,
    segura, de sus despojos.


    . No me marcho. No. No me iré.
    Una vez se alumbró una
    pequeña vela. Me gusta.
    La bujía anda escondida
    en algún recodo de este
    fangal, lodazal de infaustos
    de esta alcantarilla mugre
    de la que las cucarachas
    huyen asustadas. Temen
    desánimo y desconcierto.
    que la pobreza contiene
    Es un cirio que va dando
    fogonazos atenuados
    por todo el bajo sistema
    de coprofagia y de guano.
    Es un diminuto foco
    que no se consume y deja
    un aire de limón suave,
    ignorado en una leja.
    En los lugares en los que
    su buen hacer y su estancia
    consiguen manar calor,
    ambrosía, paz y gracia,
    nacen rosetas y fresas
    pequeñas y delicadas
    señales de condolencias
    de perdón atenuadas.



     
    #1

Comparte esta página